"Llamamos a la moderación para evitar actos de fuerza que causen víctimas", dijo a Sputnik una fuente del Ministerio de Exteriores de Rusia.
A su vez, El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, agregó que el Kremlin está analizando lo que ocurre en Malí y estudiando la información proveniente de ese país, para después valorar la situación.
"Ahora estamos siguiendo de cerca y estudiando la información que proviene de allí. Después de llevar a cabo el correspondiente análisis, podremos dar una valoración a la situación", dijo Peskov en una rueda de prensa.
El 18 de agosto, un grupo de altos cargos militares se amotinaron y detuvieron al presidente Ibrahim Boubacar Keita y a varios ministros. Horas después el mandatario anunció su dimisión y la disolución del Parlamento y del gobierno.
La fuente diplomática rusa indicó que Moscú sigue atentamente la evolución de los sucesos en Malí.
El Consejo de Seguridad de la ONU convocó una reunión de urgencia para abordar la situación en Malí.
Las tensiones políticas en el país africano se han agudizado desde la reelección de Ibrahim Boubacar Keita como presidente del país en agosto de 2018, en unos comicios marcados por numerosas irregularidades, según la oposición.
Al presidente, de 75 años, le acusan de corrupción, incapacidad para combatir a los insurgentes yihadistas que no paran sus ataques desde 2012, y de la crisis económica agravada por la pandemia del COVID-19, en un país dependiente de la producción de oro y algodón.