"Decidí renunciar a mi cargo a partir de este momento, (...) no quiero que se derrame sangre para que se mantenga mi poder", dijo Keita, cuyo discurso fue transmitido por la televisión estatal.
La noche del 18 de agosto se informó que los militares amotinados en Malí detuvieron a Keita y al primer ministro del país, Boubou Cisse, así como varios ministros y otros altos funcionarios.
Las tensiones políticas en Malí siguen agudizándose desde la reelección de Keita como presidente del país en agosto de 2018 en unos comicios marcados, según la oposición, por numerosas irregularidades.
Reunidos en el Movimiento del 5 de junio, los grupos opositores intensificaron unas manifestaciones masivas en las últimas semanas en las que exigen la dimisión de Keita.
Al presidente, de 75 años, le acusan de corrupción, incapacidad para combatir a los insurgentes yihadistas que no paran sus ataques desde 2012, y de la crisis económica agravada por la pandemia del COVID-19, en un país dependiente de la producción de oro y algodón.