La búsqueda de dos trabajadores sepultados en el vertedero de Zaldívar (un municipio de 3.000 habitantes en Vizcaya, al norte de España) da nuevos resultados. Los equipos de rescate han encontrado en la mañana del lunes 17 de agosto más restos óseos en el mismo lugar en el que un día antes habían encontrado "restos óseos humanos" envueltos en tela. Es la primera vez que se anuncia un hallazgo parecido desde el pasado 6 de febrero, cuando los operarios Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze (de 53 y 62 años, respectivamente) quedaron sepultados bajo toneladas de escombros.
Los nuevos restos están siendo objeto de un reconocimiento antropológico sobre el terreno por parte de la policía científica y los forenses, según ha informado la agencia Efe citando fuentes del departamento de Seguridad del Gobierno Vasco.
Con el material encontrado el 16 de agosto se acordonó la zona y se paralizaron los trabajos, hasta que la policía científica realizara las pertinentes pruebas de ADN. Una tarea que puede tardar hasta una semana. Sin embargo, el 17 de agosto a las ocho de la mañana se reanudaron los trabajos de búsqueda, según ha indicado Zubiaga en Radio Euskadi. El viceconsejero ha confirmado que el hallazgo se trata de una tibia y que el cribado de escombros se realizará con una maquinaria más pequeña e incluso a mano.
"Es de suponer que pueda haber más restos" en la zona donde se perdió la pista a los empleados, según ha explicado Zubiaga.
Las tareas se centrarán en la zona delimitada, aunque no se descarta aumentar el área a la parte alta de la báscula derribada. Los restos óseos se han encontrado a una profundidad de 23 metros. "Es más que probable" que se localicen nuevas evidencias, señaló el viceconsejero, que habló de "una labor de arqueología" para las técnicas usadas en el rastreo. Zubiaga no ha querido calcular cuánto durarán los trabajos, pero ha recordado las condiciones "muy duras" en las que se trabaja: hasta el momento se han movido unos 250.000 metros cúbicos de residuos evitando nuevos desplazamientos.
Además, el derrumbe del vertedero de Zaldívar es uno de los mayores desastres medioambientales del País Vasco. Ocurrió en plena campaña para las elecciones autonómicas (que fueron retrasadas al 12 de julio debido a la crisis de COVID-19) y se convirtió en arma arrojadiza de la oposición, que culpó al Partido Nacionalista Vasco (PNV, en el poder) de mala praxis. Íñigo Urkullu, el presidente, asumió "algunos errores cometidos" antes de revalidar el cargo en los comicios.