Millonario, inversor, George Soros es uno de los hombres más ricos del mundo. De origen judío, nació en Budapest el 12 de agosto de 1930. Le tocó ser adolescente durante el nazismo, al que sobrevivió haciéndose pasar por cristiano junto a su familia durante años. De hecho, su apellido original es Schwartz, pero su padre lo cambió por Soros en 1936, cuando el antisemitismo empezó a crecer en Europa.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Soros se instaló en Londres donde estudió la carrera de Filosofía, en la que tuvo como docente al célebre filósofo austríaco Karl Popper. Luego de graduarse, comenzó a trabajar en finanzas en la capital inglesa y después en Estados Unidos, a donde emigró en 1956 donde ingresó al mundo de las inversiones financieras. Pero, ¿qué se sabe sobre la fortuna de Soros?
¿Cuánto vale la fortuna de Soros?
La riqueza de Soros está estimada en 8.600 millones de dólares, según la revista Forbes, cuyo ranking Billionars lo posiciona en el número 162 de las personas más ricas del mundo y la 56 en EEUU.
Origen y destino del dinero
"Ocupo una posición excepcional. Mi éxito en el mercado financiero me ha dado un grado de independencia económica por sobre la mayoría de la gente. Esto me habilita a tomar partido sobre problemáticas controversiales: de hecho, me obliga a hacerlo", aboga el magnate en referencia a sus conocidas inversiones. La frase se ha vuelto famosa.
A través de las organizaciones Open Society Foundations y Soros Fund Management, realiza sus inversiones o apoyos a las causas políticas que protege. Soros apoyó activamente las sanciones contra Rusia y al nuevo Gobierno ucraniano después de las manifestaciones y la destitución del presidente Víctor Yanukovich en 2014 y de la reincorporación de Crimea a Rusia ese mismo año.
George Soros y COVID-19
Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, Soros ha hecho varios aportes a través de sus organizaciones no gubernamentales, donó 15 millones de dólares a las escuelas de Nueva York.
Pero, como dijo el filósofo esloveno Slavoj Zizek en una conferencia en Argentina en 2003 sobre Soros, "durante la segunda mitad del día se encarga de compensar las injusticias que su actividad financiera había logrado en la primera mitad. Me recuerda a esos chocolates laxantes que tienen el mismo efecto que los otros pero con buen sabor".