"Es muy doloroso realmente. Fue un hecho muy atroz para todos y creo que sobre todo para Alexa [denunciante] y para su mamá y para todas las mujeres (…) la justicia paraguaya tiene un tinte machista; en este caso tiene la impunidad porque viene desde una alta autoridad y en una institución como la iglesia que ya de por sí tiene un tinte bastante conservador", dijo a Sputnik Lezcano.
El 10 de agosto un Tribunal de Sentencia en San Lorenzo (suroeste) absolvió al exsacerdote Silvestre Olmedo, quien fue acusado por una joven de acoso sexual.
La jueza Leticia de Gásperi votó en minoría por la condena, pero sus pares votaron por absolver al cura.
El juez Hugo Segovia dijo que el hecho de que la víctima haya denunciado que el cura la manoseó en los pechos y en la espalda no es suficiente para catalogarlo como acoso.
El magistrado también manifestó que el hecho de que el sacerdote haya abrazado, tocado el oído y dicho a la víctima "que es muy linda" tampoco es una muestra de acoso.
"No es una forma de hostigar (...) por sí solo un abrazo, tocar el cabello no lo es", subrayó.
También relativizó los sentimientos de la joven y apuntó a que los hechos del sacerdote solo eran una muestra de amistad.
Un audio, grabado por los compañeros de la víctima, en el cual Olmedo admite que el manoseo existió, formó parte de las pruebas, pero desde el punto de vista técnico jurídico no se consideró suficiente.
"Me da asco como miente, cómo puede ser que tanta gente todavía le pueda creer, me da asco todo todo lo que hace y todo lo que se fue a decir en el juicio, cada palabra suya me da asco, me da ganas de vomitar", afirmó la víctima.
"Antecedente muy feo"
Por su parte, Lezcano sostuvo, en diálogo con Sputnik, que este fallo judicial significa un "antecedente muy feo", ya que significa que las mujeres son "completamente vulneradas" en la justicia ante casos de acoso sexual.
El Ministerio Público, representado por el fiscal Luis Chamorro, imputó al expárroco de Limpio (Departamento Central, suroeste) por el hecho de acoso sexual ocurrido en 2016 contra Alexa, quien se desempeñaba como coordinadora de la Pastoral Juvenil en su iglesia.
La víctima realizó la denuncia del caso ante el Decanato 9, instancia supervisora de la parroquia San José de Limpio y cuyo encargado en ese momento era el padre Dionisio Echagüe.
Debido a que la investigación no avanzaba, la joven acudió al arzobispo de Asunción, Edmundo Valenzuela, quien supuestamente le dijo que se debe "cuidar la dignidad del sacerdote", además de pedir "respeto y oración" por Olmedo.