"Seguimos atentamente la situación en Bielorrusia y sentimos una profunda preocupación por las informaciones sobre la muerte de una persona y la detención de miles de manifestantes", dijo Throssell.
También causan preocupación, comentó, las informaciones sobre el uso de balas de goma, cañones de agua y granadas aturdidoras contra los manifestantes.
Acnudh además instó al Gobierno bielorruso a garantizar la libertad de expresión y de reunión.
"Ya hemos dicho reiteradamente que las autoridades deben garantizar la plena libertad de expresión, reunión y asociación pacífica", apuntó.
"Estas restricciones preocupan mucho porque limitan injustificadamente el acceso a la información y afectan la libertad de los medios de prensa", indicó la funcionaria de la ONU.
De igual manera Throssell exhortó a las autoridades y manifestantes en Bielorrusia a evitar el aumento de las tensiones.
"Para que los ciudadanos bielorrusos puedan ejercer sus derechos en virtud de la ley, pedimos que tanto las autoridades como los participantes en las protestas eviten acciones capaces de fomentar las tensiones y solucionen los problemas mediante el diálogo", dijo la portavoz de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos.
Por su parte, el portavoz Stephane Dujarric declaró que la ONU está bastante preocupada por el uso excesivo de la fuerza por parte de las autoridades de Bielorrusia contra manifestantes.
"Estamos muy preocupados por los últimos informes de escalada de violencia que hemos visto durante las protestas: hemos visto heridas algunas muy graves, incluso mortales, así como informes de detenciones masivas y uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad", explicó Dujarric.
El portavoz de la ONU también dijo que los reporteros que cubren las manifestaciones en Bielorrusia deberían poder realizar su trabajo libremente.
"Debo agregar que es esencial que a los periodistas en Bielorrusia y en todas partes se les permita hacer su trabajo y realizar su trabajo libremente", dijo Dujarric.
Las manifestaciones derivaron en enfrentamientos con la policía, que usó granadas aturdidoras, gases lacrimógenos, cañones de agua y hasta balas de goma para dispersar a los manifestantes.
Las protestas continuaron el 10 de agosto.
Al menos un manifestante murió durante los disturbios y un centenar sufrieron heridas, según los datos oficiales. El primer día de las protestas fueron detenidas al menos 3.000 personas.