El 29 de julio, las autoridades bielorrusas detuvieron a 33 rusos acusados de trabajar para Wagner, una empresa militar privada rusa. Bielorrusia sospecha que preparaban disturbios en la república de cara a las elecciones presidenciales del 9 de agosto. Además, Minsk ya tenía información sobre la llegada de "más de 200 combatientes para desestabilizar la situación durante la campaña electoral" en el país eslavo. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia expresó su indignación por cómo la situación había sido interpretada.
Según el periódico ruso, "el arresto de 33 rusos en Minsk resultó ser una provocación de los servicios especiales ucranianos". Y en su investigación propia explica por qué.
Rosneft y Venezuela
Según el Komsomólskaya Pravda, algunas personas que se hacían pasar por empleados de la petrolera rusa Rosneft buscaban a varios exmiembros de Wagner. Y les ofrecieron proteger instalaciones petrolíferas en el extranjero.
Los reclutados en principio debían trabajar en proyectos de Rosneft en Venezuela, a donde viajarían haciendo escala en Minsk. Fueron divididos en cinco grupos, y el primero planeaba ir a Minsk el 24 de julio.
"La primera partida, de Chamán, estaba compuesta principalmente por personas que habían tenido previamente la ciudadanía ucraniana y luchado en Donbás. Se le unió Andréi Bakunóvich, que ya había estado en Minsk", relata el artículo del periódico ruso.
El 25 de julio el grupo iba a cubrir la ruta Estambul-La Habana-Caracas, mientras que Miliáev recibió copias de los billetes, que, como se descubrió más tarde, se compraron en Ucrania.
"Mientras el grupo de Chamán se preparaba para viajar, sus pasajes a Estambul fueron cancelados y reservados nuevamente para el 30 de julio. Los viajeros ni siquiera fueron informados sobre ello. Sin embargo, mientras el destacamento iba de Moscú a Minsk, la reserva para la mayoría de sus miembros fue también cancelada para el día 30", prosigue el artículo.
Las pistas llevan a Ucrania
El 25 de julio, informaron a Miliáev de que el vuelo se había cancelado y aplazado para el 30 de julio con instrucciones para destruir los antiguos pasajes.
"Al desgarrar los boletos, los rusos estaban destruyendo importantes pruebas que habrían llevado a Lviv y Kiev", según el periódico.
"Como resultado, podemos afirmar que los servicios de seguridad ucranianos lograron crear un proyecto falso que involucró a 180 ciudadanos de Rusia, entre ellos veteranos de la guerra en Donbás (...) Con esta operación, el Servicio de Seguridad de Ucrania, al parecer, pretendía matar varios pájaros de un tiro: deshacerse de Wagner y tocar de rebote a Rosneft, una de las mayores empresas rusas", asegura el artículo.
Según la investigación, se buscó también perjudicar las relaciones entre Rusia y Bielorrusia y lograr la extradición de los detenidos a Ucrania.
Komsomólskaya Pravda destaca que el material sobre la operación ha sido presentado ante el Comité de Investigación de Rusia.