El 1 de enero el mundo entero celebraba la llegada del 2020. O, al menos, el fin de 2019. Pasadas las primeras horas del año, la cabeza y la boca se llenan de intenciones y propósitos. Ir al gimnasio, conocer Nueva York, cambiar de empleo o, simplemente, seguir tirando. 366 días para dar un nuevo enfoque a nuestro devenir. "Año nuevo, vida nueva", dice el refrán.
Una serie de riesgos en los que muchos han pensado en los últimos días y esto tiene un efecto en el mercado. Según los datos de la empresa estadounidense Rising S, las ventas de búnkeres privados se ha incrementado en un 400% en los últimos meses, respecto al mismo periodo en 2019.
En parte impulsada por la pandemia, esta preocupación por la supervivencia también ha llegado a otros actores del sector. Es el caso de Terra Vivos, entidad que tiene la intención de construir una serie de búnkeres cerca de Marbella, en plena Costa del Sol.
"Nuestra empresa ha recibido hasta 6.000 correos electrónicos diarios. Era tal la cantidad que ni los podía atender", asegura a Sputnik Mundo Enrique Moncada, CEO de Terra Vivos Spain.
Búnkeres diferentes
Sin embargo, la idea popular de lo que es un búnker nada tiene que ver con el proyecto planteado en Marbella. "Cualquiera se imagina un búnker como un reducto de paredes de hormigón para evitar una crisis nuclear. Pero, esta no es nuestra intención. Queremos llevar al mundo subterráneo lo que hay en el exterior", comenta Moncada.
Incluso, este refugio contaría con un aula educativa para niños, un huerto y una granja para criar animales pequeños. Un mínimo contacto con la vida natural y que recuerde a la vida en la superficie.
"La idea es crear un pequeño pueblo. Es más, nuestro propósito es conseguir que la zona central y los apartamentos emulen la sensación de estar fuera. Mediante pantallas led y una cámara fuera del complejo, se reproducirán en los techos abovedados imágenes del exterior. Además, las luces se sincronizarán con el amanecer y el atardecer", explica Moncada.
Una instalación preparada también para soportar cualquier tipo de inconveniente de forma autónoma. Para ello, contará con un equipo profesional formado por médicos, biólogos, químicos, electricistas, botánicos, psicólogos o personal de manutención y seguridad.
El proyecto hasta tiene su propio plan de evacuación para hacer llegar a los clientes al lugar. Desde una serie de punto de recogida, el personal de Terra Vivos Spain los llevarían al recinto. "Da igual si es por tierra, mar o aire", indica Moncada.
El precio
Según el CEO de Terra Vivos Spain no falta mucho para que se inicie la construcción del complejo. Un espacio en el que se han interesado compradores españoles, pero, principalmente extranjeros, procedentes de los países del Golfo Pérsico o de Escandinavia.
No obstante, poder contar con una cama en el refugio marbellí no es para todos los bolsillos. En concreto, se necesitaría un millón de euros para que una familia pudiera acceder a uno de los apartamentos del complejo subterráneo. Pero, su objetivo es que sea asequible para más personas. "Es como otros inventos, que comenzaron siendo para gente pudiente. Como el teléfono móvil o el automóvil de Tom Ford. Esperamos que este proyecto pueda llegar lejos y que sea el embrión de algo más grande. De algo que llegue a todo el mundo y que con unos costes más baratos".
"Solo hace falta que entren las cuatro grandes constructoras en el mercado. Que vean que es rentable. Entonces se pueden realizar proyectos masivos. Un apartamento pasaría de un millón a 150.000 euros", afirma Moncada.
En los planes de Terra Vivos Spain se espera que el proyecto pase de 24 unidades a 100. 50 para emergencia y 50 disponibles como residencia, en los que cualquier propietario pueda entrar cuando considere oportuno. Mientras, sus refugios subterráneos comienzan a poblar el mundo. Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y Alemania son países en los que preparan proyectos. Es más, en Indiana, se hicieron con una red de búnkeres, en la que han logrado vender todas sus plazas, aunque no es tan exclusiva como las ideadas en Europa. Iniciativas similares en Australia, Sudamérica o Rusia. Lugares escritos en su lista de propósitos del 2020.