Ochoa Aguilar salió de su casa el 4 de agosto por la noche acompañado de un primo para comprar alimentos, y fueron atacados en la calle Hass de la colonia Aguacates de esa ciudad, por personas que se dieron a la fuga tras cometer la agresión, según el reporte de la Fiscalía General de Michoacán.
"Fueron interceptados por unas personas que los amagaron con armas de fuego y los despojaron de sus pertenencias; Luis Eduardo fue llevado hacia un parque recreativo, sitio donde fue herido por disparos de arma de fuego, ocasionándole la muerte", informó en un reporte la Fiscalía.
Las autoridades abrieron una investigación en torno al homicidio del fotoperiodista, graduado en Ciencias de la Comunicación por la Unid de Uruapan, institución con 50 campus en 23 estados de la federación mexicana, donde la víctima se desempeñaba como docente, además de tocar instrumentos musicales y dedicarse a la producción fotográfica en forma independiente, tras ejercer el periodismo en varios medios de comunicación.

La madrugada del domingo 2 de agosto, Morrugares fue asesinado junto con un policía escolta, asignado para su protección por autoridades federales, en un bar de la ciudad de Iguala, Guerrero (sur), limítrofe con Michoacán.
Guerra a la prensa
La unidad especializada en investigaciones criminales efectuó la "ubicación y fijación de indicios balísticos", y comenzó las pesquisas para determinar si existe relación del homicidio con el trabajo que desempeñó Ochoa en diferentes medios de comunicación.
Michoacán es uno de los estados con más homicidios en este país, producto de la actividad del crimen organizado.
En agosto del año pasado, Uruapan, ciudad de más de 300.000 habitantes, fue escenario de una matanza de 20 personas que aparecieron colgados de puentes y desmembrados.

Acnudh indica que Morrugares cubría información sobre grupos criminales en Iguala, estado de Guerrero (sur), donde ejercía la crítica política, resguardado desde 2015 por el mecanismo federal de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.
Al menos 133 periodistas han sido asesinados desde el 2000 en este país, uno de los más peligrosos en el mundo para ejercer la profesión; 14 de ellos durante el mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, que comenzó en diciembre de 2018, sin contar los muertes de Ochoa y Morrugares.
El pasado año fueron asesinados 10 periodistas en este país, y cuatro más durante la primera mitad de 2020, según Reporteros Sin Fronteras.