El 29 de julio, la agencia estatal bielorrusa Belta informó sobre la detención de 32 empleados de una empresa privada extranjera de seguridad, todos ellos de nacionalidad rusa, siempre según ese medio.
"Sin duda, esto es un juego político, un espectáculo montado. Ese show está dirigido, en primer lugar, al público doméstico, se busca atemorizar a los votantes bielorrusos", dijo Bezpalko a Sputnik.
Según la agencia Belta, un grupo de 32 ciudadanos rusos con uniforme de camuflaje llegó a Minsk la noche del 24 al 25 de julio y se hospedó en un hotel. El día 27 el grupo, que quería pasar desapercibido, se trasladó a un albergue a las afueras de la capital bielorrusa. Otro ciudadano ruso fue detenido en el sur del país.
"Esto es completamente irracional y no tiene ningún sentido", remarcó.
El experto catalogó lo sucedido como un paso hostil hacia Rusia y señaló que el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, en el poder desde 1994, entiende que pueden haber consecuencias negativas para su país.
"Lukashenko va por el todo o nada. Lo más importante para él es tener el poder absoluto y para conseguirlo está dispuesto a todo, incluso a la agudización de las relaciones con Rusia y a cualquier delito", sostiene Bezpalko.
El líder bielorruso, considera el analista, espera que Rusia no tome medidas por temor a perjudicar su imagen.
Lukashenko, asegura Bezpalko, busca aferrarse al poder ante su ínfima popularidad.
"Si se realizaran elecciones democráticas libres y honestas en Bielorrusia, Lukashenko perdería", apostilló el experto.
La campaña electoral en Bielorrusia se ha visto enturbiada por la detención de políticos y activistas de la oposición y protestas ciudadanas en Minsk y otras ciudades.
El 24 de julio trascendió que el opositor Valeri Tsepkalo huyó de Bielorrusia con sus hijos ante el temor de que fuera detenido por las fuerzas del Estado.