"Aunque se pronosticaba un aumento, creo que la situación que estamos viendo en Sudáfrica en este momento rebasa las expectativas […] Casi está desbordando el sistema. Es superior a lo que se anticipaba", dijo Nanyunja en una entrevista con Sputnik.
Sudáfrica comenzó en mayo pasado un proceso de desescalada gradual para salvar su economía golpeada por la pandemia y permitió la reapertura de las pequeñas empresas para alimentar las comunidades.
"Tuvieron que hacer eso para mantener un equilibrio entre la supervivencia de la gente y la salud pública. El problema, creo, es que la gente se sentía un tanto fatigada con las intervenciones y, cuando relajaron las restricciones, hubo algo de complacencia", comentó la experta.
Nanyunja agregó que esa complacencia se notó ante todo en las zonas con una alta densidad de población.
Las personas que entran y salen de las ciudades para trabajar, sin acatar estrictamente las medidas de prevención, contribuyen a aumentar la tasa de transmisión, según ella.
La epidemia en Sudáfrica, en opinión de la asesora de la OMS, no ha alcanzado aún su punto culminante.
La República Sudafricana suma unos 10.000 contagios adicionales a diario y empuja al alza la tasa de infección en el conjunto de la región, donde representa un 60% de los casos confirmados.
El Departamento de Salud de Sudáfrica reportó hasta el 26 de julio 445.433 casos del COVID-19 (11.233 en las últimas 24 horas), incluyendo más de 265.000 recuperados y 6.769 fallecidos.
Miriam Nanyunja dijo que los efectos secundarios se dejan sentir en los países limítrofes con la República Sudafricana.
"Lo que hemos visto en las últimas dos semanas es un mayor efecto de propagación en los países del sur de África y un elevado aumento porcentual del número de casos", dijo.
Estos efectos secundarios se han observado en naciones como Zambia, Malaui y, especialmente, Zimbabue.
Lejos de Sudáfrica, los niveles de infección relativamente altos se dan en Argelia y Madagascar, mientras que Uganda, Ruanda, Mauricio y las Seychelles están mucho mejor.
"Uno de los factores comunes es que la enfermedad afecta a las ciudades más grandes, con un número bastante elevado de residentes. Es uno de los problemas clave que puede estar afectando a todos", apuntó la experta.
El grueso de contagios se concentra hoy en 10 países del continente, cada uno de los cuales afecta a sus respectivas regiones.
"Tenemos la República Sudafricana, que se encuentra en la región sur; tenemos Kenia y Etiopía en la región oriental; Ghana, Costa de Marfil y Senegal en África occidental; la RDC [República Democrática del Congo] y Camerún en África Central", dijo Nanyunja.
"A medida que se van relajando las restricciones de viaje y las naciones europeas empiezan a librarse de la enfermedad, sería bueno apoyar a algunos de estos países, con la experiencia pero también con equipos de laboratorio y EPP [equipos de protección personal] para combatir mejor el brote", dijo Miriam Nanyunja.
La experta reconoció que África habría estado subreportando los casos del COVID-19, "debido a un nivel relativamente bajo de diagnóstico", por lo que necesita más kits de pruebas, reactivos, así como asistencia para mejorar las capacidades de producción locales y producir más oxígeno terapéutico.
"Algunos países carecen de recursos humanos y necesitan un poco de apoyo con recursos humanos físicos, pero otros también requieren que se fomenten las capacidades de los recursos disponibles para hacer frente a la pandemia", agregó.