El gimnasta nacido en Rosario (Santa Fe, este), no pensaba ni en el más pesimista de los pronósticos estar encerrado en su casa el mismo día en que se inauguraban los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Pero en medio de todo apareció el nuevo coronavirus y hubo que hacer nuevos planes.
"Hoy (por el jueves) se inauguraban los Juegos Olímpicos, y el sueño era poder volver a clasificar, en mi caso todavía no lo estaba, y tenía la intención", asegura a Sputnik quien ganara la medalla de bronce en los Panamericanos de Lima del año pasado en anillas, modalidad en la que se destaca.
Fue difícil acceder al sueño olímpico para este pequeño gigante de 1,65 metros con sonrisa contagiosa y que en Londres 2012 hizo que el futbolero público argentino se sentara frente al televisor para mirar una final de gimnasia artística.
Estrella de TV
Tras los Juegos, y gracias a su repercusión, Molinari descubrió otra pasión: la televisión.
"Me convertí en una figura pública, me gusta y me sirve para mis escuelas de gimnasia, difundirlas y tener la posibilidad de que más chicos se acerquen. Uno siempre tiene que estar agradecido de esas oportunidades, nunca le dije que no a una nota y me comprometo con todos los medios. Es un ida y vuelta, y uno siempre está tratando de cumplir", asegura antes de contar a esta agencia su nuevo proyecto.
El gimnasta organiza junto al municipio de San Isidro, en el norte del extrarradio de Buenos Aires, los Juegos Virtuales 2020, un certamen pensado "para los chicos que están aburridos en casa" y "para que los abuelos que están encerrados puedan ver a sus nietos o nietas hacer lo que les gusta".
El evento, que se realiza del 27 al 31 de julio, reúne a jóvenes atletas de vela, gimnasia, hockey, taekwondo y fútbol, quienes deberán mostrar rutinas de cada disciplina hechas desde casa.
"Los chicos mandan un video a la organización, allí les ponemos un puntaje y el martes 28 a las 18 horas haremos una multiconexión dónde recibirán una devolución y una premiación en vivo con diploma virtual", contó Molinari.
Retiro
En enero pasado, el rosarino cumplió 36 años, una edad que comienza a ser avanzada para la disciplina que practica.
"Tenía pensado a fin de año colgar todo, más que nada por una cuestión de edad, pero la verdad es que 36 o 37 años no varía demasiado. Quería darle un cierre a mi carrera con otra chance olímpica, pero todavía hay alguna posibilidad y vamos a intentarlo", confía.
"Lo más factible es que me la juegue en las copas del mundo, aunque hoy el primero del ránking sea un chino", afirma entre risas.
El presidente argentino, Alberto Fernández, extendió la cuarentena obligatoria por la pandemia de coronavirus hasta el 2 de agosto, aunque con algunas flexibilizaciones. Gracias a ello, Federico pudo volver al gimnasio.
"Con todo esto que pasó uno valora un poco más, y las ganas de ir al gimnasio son más fuertes porque se extrañaba", reconoce el atleta, quien luego de meses de incertidumbre —que igual no pudieron detenerlo— volvió a levantarse temprano para entrenar.
Y antes de despertarse, soñar, porque, tal como asegura, "el ciclo se tiene que cerrar compitiendo y no con una pandemia, y espero hacerlo el año que viene".