Cada año, entre los meses de junio y agosto, la ciudad de Temuco se desploma hasta el fondo de los rankings de calidad del aire en el mundo. Durante estos tres meses los termómetros en la ciudad chilena bajan hasta los cuatro grados centígrados, y sus 220.000 residentes no tienen otro remedio que quemar leña, a veces húmeda, para poder calentarse.
No es un secreto que el aire extremadamente contaminado puede causar una serie de enfermedades graves.
"Existe una correlación casi perfecta entre los niveles de contaminación y las visitas al médico por enfermedades o fallos cardíacos", señaló el cardiólogo de Temuco Fernando Lana citado por la agencia.
La madera al quemarse produce el hollín y partículas microscópicas que, según varios estudios, acaban acumulándose en casi todos los órganos y aumentan de esta manera el riesgo de sufrir problemas cardíacos, derrames cerebrales, asma, neumonía y cáncer de pulmón.
Esta tendencia se ha convertido en un gran dolor de cabeza este año tanto para los residentes locales como para los médicos a medida que la pandemia pasó a propagarse por las dos Américas. En abril, Temuco fue una de las primeras ciudades chilenas en introducir la cuarentena.
A su vez, el reporte preparado por el Ayuntamiento de Temuco en cooperación con la Universidad de la Frontera relacionó el descenso repentino de las temperaturas y el aumento de la contaminación atmosférica con la duplicación de los nuevos casos de contagio con el coronavirus registrada diariamente desde finales de marzo.
El Gobierno de Chile pasó a preocuparse por los periodos en los que la contaminación aérea suele empeorar en todo el sur del país, y ahora está tratando de reducir las facturas de la electricidad para que más chilenos puedan permitirse utilizarla en vez de recurrir a la leña para calentar sus hogares, señaló el ministro de Energía, Juan Carlos Jobet. Sin embargo, se necesita más tiempo para que la medida surta efecto y probablemente no cambie los hábitos de los chilenos durante este invierno, agregó.