"El parásito esencialmente secuestra estas células, usándolas como vehículos para llegar a varios sistemas de órganos, incluido el cerebro. Es como si el parásito tomara el volante de su célula huésped y la usara para extenderse por todo el cuerpo", explicó Leonardo Augusto, autor principal del estudio y doctor en el Departamento de Farmacología y Toxicología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana (EEUU).
Aunque la mayor parte de las personas nunca desarrolla signos, en algunos casos, los contaminados presentan síntomas similares a la gripe. La toxoplasmosis puede representar un riesgo para la vida, particularmente en el caso de personas con sistemas inmunes debilitados.
El parásito tiene una capacidad de diseminarse al cerebro y a otros tejidos, en donde permanece como un quiste latente hasta reactivarse cuando la inmunidad disminuye, detalló Science Daily.
Según Augusto, uno de las principales dificultades en controlar la infección por Toxoplasma es controlar su propagación a otras partes del cuerpo. Esto se debe a que, tras su ingestión, el parásito llega a las células inmunes y hace que se muevan, un comportamiento llamado actividad hipermigratoria.
De acuerdo con los científicos, el parásito hace disparar un sistema de alarma en su célula huésped, lo que conduce a la activación de una proteína llamada IRE1. Esta proteína ayuda a la célula a lidiar con el estrés y es capaz de hacerla moverse a una ubicación diferente.
En las células infectadas con Toxoplasma, la IRE1 se conecta al citoesqueleto, una red de proteínas estructurales responsables de darle a la célula su forma y coordinar su movimiento. Tras comprometer esta red con ayuda de la proteína IRE1, el parásito toma el control de la célula, causando la hipermigración.
"Cuando infectamos unas células hospedadoras que estaban agotadas de IRE1, ya no podían moverse. Estas células estaban mayormente impedidas de diseminar el Toxoplasma al cerebro de los ratones infectados", explicó Augusto.
El descubrimiento de este mecanismo subyacente a las interacciones huésped-patógeno aclara cómo las células contaminadas son dominadas y llevadas a propagar una infección. Se espera que el mejor entendimiento de este sistema de diseminación de patógenos contribuya al desarrollo de nuevos medicamentos capaces de reducir la propagación del Toxoplasma gondii por todo el cuerpo.