La confrontación entre dos naciones no es nada nuevo para la región del Cáucaso. Los primeros enfrentamientos entre los azeríes y los armenios se remontan a principios del siglo XX. Las tensiones alcanzaron su mayor escala a finales de los 80, cuando empezó la guerra entre dos naciones por la región conocida como Nagorno Karabaj, que culminó a principios de los 90 con la victoria de la parte armenia.
De hecho, el problema con el estatus de Nagorno Karabaj radica en la confrontación de dos principios básicos del derecho internacional: la integridad territorial —en este caso, de Azerbaiyán— y el derecho de los pueblos a la autodeterminación —en este caso, del pueblo armenio que vive en Artsaj—.
Las dos partes están determinadas a no ceder ni un ápice de su territorio, pero en el conflicto que duró entre 1988 y 1994 prevaleció la motivación de los armenios, quienes a principios del siglo XX perdieron una parte enorme de sus territorios nacionales. Sin embargo, durante la escalada de 2016 los azeríes lograron hacer retroceder a los armenios y establecieron su control sobre 20 kilómetros cuadrados del territorio de Nagorno Karabaj.
Los detalles de la escalada actual
Los enfrentamientos armados entre los armenios y los azeríes suceden de vez en cuando. Normalmente tienen lugar precisamente en la línea de contacto en el límite entre Nagorno Karabaj y Azerbaiyán.
Según la versión oficial de Armenia, el incidente fue provocado por los militares azeríes cuando estos últimos llegaron al territorio armenio en un automóvil y empezaron a disparar. Azerbaiyán, por su parte, asevera que la parte armenia violó el régimen de cese el fuego. Según la información de Bakú, los combates se cobraron la vida de 11 militares azeríes. La parte armenia informó sobre dos víctimas mortales y cinco heridos.
También hay informes de que los enfrentamientos armados han causado daño a las viviendas de las localidades que se encuentran en la zona. Según varias fuentes locales, los habitantes empezaron a abandonar sus hogares, pero luego esta información fue refutada. Actualmente no hay información sobre víctimas mortales entre la población civil.
Los líderes de Azerbaiyán y Armenia ya comentaron la nueva escalada en la frontera. El presidente azerí, Ilham Aliyev, acusó a Ereván de tratar de hacerse con los territorios azeríes, mientras el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, a su vez, prometió que su país "no dejará las provocaciones de Bakú sin respuesta".
Las repercusiones de la nueva escalada
Sin embargo, precisó, la situación se está agravando ahora. El conflicto se está desarrollando a gran escala: este influye sobre las relaciones de Rusia con sus vecinos, es decir, pone a prueba las alianzas existentes. Es importante detener la escalada a toda costa, agregó.
El analista cree que el conflicto puede ser resuelto a través de un encuentro o una llamada telefónica entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan.
"Precisamente estas dos personas pueden detener esta escalada y hay esperanza de que la situación se estabilice. De no ser así aparecerán otros centros mundiales que tienen su enorme interés en este 'incendio' y ellos están preparados para echar más leña al fuego", subrayó.
El científico del Centro de Estudios Regionales de la Academia de la Administración Pública de Armenia, Johnny Melikián, expresó que los problemas fronterizos entre los países del Cáucaso sur son inevitables.
Melikián cree que Rusia tiene que interferir en el asunto y hacer que el conflicto se solucione pacíficamente para evitar que vaya a más. En caso contrario los incidentes son inevitables, subrayó.
Los enfrentamientos armados entre Armenia y Azerbaiyán después del fin de la guerra de Nagorno Karabaj son acontecimientos controvertidos, explicó el politólogo y especialista en el Cáucaso sur Nurlán Gasímov.
"Ni Armenia ni Azerbaiyán explicaron qué tipo de misiones realizaron sus militares. Pero Moscú ha demostrado en varias ocasiones que tiene una posición bien equilibrada. Ahora los teléfonos no dejan de sonar en Ereván y Bakú. Las autoridades rusas llaman a los dos a detener la confrontación", concluyó.
¿De qué lado estará Rusia?
Probablemente de ninguno. Rusia valora sus relaciones con todos sus socios y preferiría que Armenia y Azerbaiyán llegasen a un consenso y desescalasen el conflicto en la zona fronteriza. El cese de hostilidades es la principal meta de la Federación de Rusia. El país euroasiático ya ha expresado su disposición de mediar sobre el alto el fuego.
Pero, en caso poco probable de una escalada seria, Rusia debería tomar el lado de Armenia porque este país caucásico es el aliado de Rusia en la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (OTSC). Además, Rusia cuenta con presencia militar en el territorio armenio —la base militar de Giumri—, lo que explica la necesidad de defender este país.
Azerbaiyán, mientras tanto, no es aliado de Moscú, pero al mismo tiempo es un socio militar importante de Rusia y la parte rusa mantiene buenas relaciones con Bakú. Esto explica otra vez que en primer lugar Moscú haga todo lo posible para poner fin a la confrontación entre los dos países caucásicos.
Sin embargo, es importante recordar que Azerbaiyán tiene otro socio: su país hermano, Turquía. Ankara ya ha expresado, como siempre hace, su solidaridad con Bakú: el ministro de Defensa otomano, Hulusi Akar, incluso prometió el 16 de julio que Ereván pagará "por cada provocación y cada ataque contra Azerbaiyán".
No obstante, está claro que tanto Moscú y Ankara como Ereván y Bakú entienden perfectamente qué está en juego. Por eso todas las partes tarde o temprano llegarán a una solución que devuelva la estabilidad al Cáucaso sur.