Los científicos de la Universidad de Kioto y del Observatorio Astronómico Nacional de Japón pudieron observar esta superllamarada producida a unos 16 años de luz de la Tierra gracias al telescopio Seimei, de 3,8 metros. Resultaron ser similares a las repentinas erupciones que se dan en la superficie del Sol.
"En raras ocasiones tiene lugar una superllamarada tan gigantesca. Da como resultado tormentas magnéticas masivas que, cuando el Sol las emite, pueden trastocar la infraestructura tecnológica de la Tierra", explicó Kosuke Namekata, primer autor del estudio, citado por medios japoneses.
La AD Leonis es una enana roja de clase M más fría que nuestra estrella. Sus bajas temperaturas hacen que en su superficie se registre la mayor incidencia de llamaradas. Los científicos japoneses esperan que en el futuro su número aumente aún más.
"Es la primera vez que tenemos noticia de este fenómeno, y es gracias a la alta precisión del telescopio Seimei", aseveró Namekata.
Además, su equipo observó unos destellos allí donde la luz de los átomos de hidrógeno se intensificaba, aunque el fenómeno no daba como resultado un aumento en el brillo del resto del espectro visible.
"Esto también fue algo nuevo para nosotros, porque los estudios de fulgores típicos han observado el continuo espectro de luz —una amplia gama de longitudes de onda— en lugar de la energía procedente de átomos específicos", resumió Namekata.