El reporte publicado en la revista New England Journal of Medicine revela que los 45 pacientes que participaron en las pruebas produjeron anticuerpos neutralizantes, importantes para construir la respuesta inmune contra la enfermedad. Durante el ensayo médico, cada participante recibió dos dosis de 25, 100 o 250 microgramos de la vacuna.
Los voluntarios se dividieron aproximadamente a partes iguales entre hombres y mujeres. El 89% de los pacientes eran blancos; el 13%, hispanos; el 4%, negros; el 2%, asiáticos; y el 2%, indios americanos. Se espera que más adelante se hagan públicos más resultados para los pacientes mayores, que a menudo presentan una respuesta inmunológica más débil.
La sustancia fue generalmente bien recibida por el organismo, pero más de la mitad de los participantes reportaron síntomas secundarios leves o moderados como fatiga, dolores musculares o dolor en el lugar de la inyección. La evaluación de la durabilidad de las respuestas inmunológicas está en curso.
Tras la publicación, las acciones de Moderna se dispararon más de un 16%.
Moderna es una de las empresas que trabajan en dar con la vacuna contra el COVID-19, enfermedad que ha infectado a más de 13 millones de personas y se ha llevado la vida de más de 578.000.
La vacuna experimental de Moderna contiene material genético llamado ARN mensajero, o ARNm. Se trata de un código genético que ordena a las células lo que deben construir, en este caso, un antígeno al virus.