Estos pollitos probablemente sean lo más adorable que veas hoy: parece ser que creen que Bailey es su mamá. Durante dos minutos las pequeñas criaturas no paran de esconderse bajo las melenas del peludo amigo y de jugar con él, todo mientras pían sin parar.
Mientras tanto, el perro descansa tranquilo sobre el sofá, tanto que parece estar a punto de quedarse dormido. Lejos de molestarle, parece que la presencia de los pollitos le agrada.