Analistas advierten que muchas naciones de América Latina no podrán tenerla si es que no se libera su fórmula. Lejos del interés puro de la ciencia, la vacuna se ha vuelto en una cuestión comercial clave: las potencias han invertido mucho y lo probable es que quieran sacar rédito de ello.
"Si no se libera la producción de la vacuna, se convertirá en una cuestión comercial importante, en donde los países latinoamericanos que tengan una economía débil le va a costar mucho el acceso (…) Si los países latinoamericanos no demandan una apertura a la fórmula o un acceso barato, va a ser una problemática importante para las personas", dijo a Sputnik el médico ecuatoriano César Pay y Miño, director del Centro de Investigación Genómica de la autónoma Universidad UTE de su país.
Dependencia
Mientras EEUU, China, la Unión Europea y Rusia invierten en ciencia e investigación entre 1,5 y 3% de su Producto Interno Bruto (PIB), la región latinoamericana en su conjunto destina apenas 0,5%, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El sociólogo colombiano Javier Calderón, investigador de la Universidad de Buenos Aires, advirtió en diálogo con Sputnik que América Latina está dependiendo 100% de los países desarrollados para obtener la vacuna, como ocurrió en otras oportunidades.
Recordó que podría pasar algo similar a lo que sucedió con la epidemia del VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida), que en los años 80 obligó a varios gobiernos a declarar emergencias sanitarias para poder obtener fondos que les permitieran solventar los costosos tratamientos.
"Hoy estamos dependiendo de China, Alemania, EEUU o de Rusia para poder acceder a la vacuna. Casi que vamos a depender de la disputa geopolítica y de la buena voluntad de estos gobiernos para que los países pobres puedan acceder a precios asequibles", agregó.
No existe la pureza
Por otro lado, Pay y Miño dijo que no existe una razón de "pureza científica" en la búsqueda de la vacuna.
"Un producto que tenga una buena distribución mundial representa un buen negocio también. Hay intereses de por medio", reflexionó.
En estos momentos, varias naciones ricas ya están invirtiendo en millonarias órdenes de estas vacunas experimentales y esperan recibirlas antes de que se apruebe su venta.
El 7 de julio, el Gobierno de EEUU otorgó a la firma de biotecnología Novavax 1.600 millones de dólares para apoyar el desarrollo de las vacunas contra el COVID-19 a principios del próximo año.
Además, la empresa Johnson & Johnson junto con la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (Barda), que forma parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU, invirtieron más de 1.000 millones de dólares para financiar la investigación de vacunas.
Por su parte, el 26 de junio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que necesitaba 31.300 millones de dólares para desarrollar test, vacunas y tratamientos contra el COVID-19.
Salud y política
Por su parte, Calderón advirtió que algunos gobiernos latinoamericanos más cercanos políticamente a Washington podrían no reconocer las vacunas desarrolladas por China y Rusia, e inclinarse por las creadas por EEUU, la Unión Europea o Alemania.
"Hay que preguntarse si (los presidentes) Jair Bolsonaro (de Brasil), Iván Duque (Colombia) o Sebastián Piñera (Chile) están en disposición de negociar la vacuna con China", reflexionó.
Por su parte, Pay y Miño dijo que el hecho de que EEUU haya decidido salir de la OMS constituye un problema añadido.
Rusia ha desarrollado hasta el momento tres medicamentos para el tratamiento de pacientes infectados con el nuevo coronavirus: el Coronavir, de la farmacéutica R-Pharm, el Avifavir, desarrollado por el Fondo de Inversión Directa de Rusia (RFPI, por sus siglas en ruso) y el grupo farmacéutico ChemRar, y el Areplivir, de la farmacéutica rusa Promomed.
En cuanto a las vacunas, la OMS señaló este mes que ninguna de las decenas que se están investigando o de las 17 que se encuentran en ensayos clínicos está lo suficientemente avanzada como para pronosticar cuándo podría empezar a producirse de manera eficaz y segura.