Las imágenes captadas por el róver chino Yutu 2, de la sonda Chang'e 4, en julio de 2019 han sido analizadas y comparadas con muestras de Apollo en la Tierra. El resultado quizá sea algo decepcionante: tal y como lo señalaron algunos expertos, la misteriosa sustancia es roca derretida y en forma de una masa verde oscura y cristalina, pero roca al fin y al cabo.
"El explorador Chang'e-4 descubrió una brecha (tipo de roca) de fusión de impacto verde oscura y brillante en un cráter durante su travesía por el suelo del cráter Von Kármán dentro de la Cuenca Aitken (SPA) en la cara oculta de la Luna", han detallado los investigadores que han hecho el descubrimiento.
El hallazgo sorprendió desde primera hora por la naturaleza rocosa de la Luna, pero las imágenes que se difundieron más adelante sugerían que la masa, aunque brillante, no era húmeda ni gelatinosa.
Según el nuevo análisis, el regolito (el estrato de materiales rocosos) de la zona estudiada muestra una composición normal, formada por plagioclasa en un 45%, piroxeno en un 7% y olivino en un 6%. La propia sustancia es, efectivamente, de color verde oscuro, mide 52 por 16 cm y contiene un 38% de plagioclasa y otros materiales que no se pudieron identificar, lo que indicaría que la composición es similar a la de su entorno.
Esto sería compatible con la teoría de que la masa se creó debido al calor inducido por un impacto de meteorito. Pero se plantea que el regolito es una mezcla de material de dos cráteres diferentes, de manera que, posiblemente, el material se creó en otra hendidura para desplazarse después hasta el cráter donde fue hallado.
Son conclusiones satisfactorias teniendo en cuenta las limitaciones con las que han tenido que trabajar los investigadores. Y es que hubo grandes problemas de iluminación durante el análisis de la sustancia y, posiblemente, no se podrán obtener más imágenes de la masa, dado que el Yutu 2 abandonó el lugar en agosto de 2019.