La pandemia de peste bubónica mató entre 75 y 200 millones de personas durante 1347 y 1351, lo que entonces era más de la mitad de la población de Europa y Asia.
Esto provoca la tensión dolorosa de los tejidos y la aparición de los comúnmente denominados 'bubones' de color negro, lo que da lugar al nombre de la peste como 'bubónica' o 'negra'. En general, la bacteria la transmiten las pulgas y los mamíferos pequeños como las ratas, por lo que un humano en contacto con cualquiera de los dos puede contagiarse.
Sin embargo, el desarrollo de antibióticos a partir del siglo XX permitió el tratamiento de los casos que hace 600 años no tenían cura efectiva. Pero, si son tratables, ¿hay que preocuparse por la peste?
Peste negra 2020: qué dice la OMS
Mientras la pandemia de COVID-19 demandó la atención mundial, nuevos casos de peste bubónica aparecieron en Mongolia y China.
El 6 de julio, la agencia Xinhua informó que una persona fue hospitalizada en Mongolia con síntomas de la peste después de consumir carne de marmota. Un día antes se había confirmado otro contagio en el norte de China, en una zona rural limítrofe con Mongolia.
Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) sostuvo que estos casos no entrañan peligro, declaró que están acompañando el desarrollo de la situación, según declaró la portavoz del organismo, Margaret Harris, en conferencia de prensa.
"Existe un tratamiento eficaz de antibióticos contra la bacteria en seres humanos. El diagnóstico y el tratamiento tempranos, durante las primeras 24 horas tras el surgimiento de los síntomas, permite salvar las vidas", se indicó, además, en un comunicado.
Según definen, la plaga se encuentra "en todos los continentes exceptuando a Oceanía, pero desde 1990 la mayoría de los casos humanos se han concentrado en África". Congo, Madagascar y Perú son los países más endémicos, indica el organismo internacional.