El Consejo de Estado o Danistay, el máximo tribunal administrativo, examinó el 2 de julio la posibilidad de cambiar el decreto que hace 85 años secularizó el edificio, y anunció que dará a conocer dentro de un plazo de 15 días su veredicto acerca de si Santa Sofía seguirá siendo un museo o podrá transformarse nuevamente en una mezquita.
El destino de Santa Sofía preocupa a la vecina Grecia, que sigue de cerca el futuro del patrimonio bizantino en Turquía, por eso Grecia fue una de las primeras en criticar a Erdogan.
La ministra griega de Cultura, Lina Mendoni, lamentó las acciones del líder turco, al recordar que el primer presidente del país otomano, Mustafa Kemal Ataturk, en 1935 convirtió Santa Sofía en un museo porque "este monumento específico pertenece a la humanidad". Por su parte, el portavoz del Gobierno griego, Stelios Petsas, tachó de "irritante" la decisión de Erdogan, diciendo que pese a que el templo es "un museo de patrimonio cultural internacional, ahora se usa con otros objetivos".
Erdogan amenazó en reiteradas ocasiones con cambiar el estatus del templo.
Así en marzo de 2019 prometió cambiar el estatus del templo en el marco de la campaña electoral para los comicios a alcalde de Estambul. Sin embargo, en aquellas elecciones celebradas en julio del año pasado el candidato del partido de Erdogan y ex primer ministro Binali Yildirim, perdió ante Ekrem Imamoglu, del opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP).
Joya de Estambul
Santa Sofía, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es uno de los museos más visitados del mundo y un emblema arquitectónico de Turquía.
Durante más de 1.000 años fue el templo más grande de la Cristiandad, pero, después de la toma de Constantinopla por los otomanos encabezados por Mehmet el Conquistador y la caída del Imperio Bizantino en 1453, la catedral se convirtió en una mezquita.
En 1934, el fundador del estado turco moderno, Mustafa Kemal Ataturk, convirtió el edificio en un museo, estatus del que el Gobierno turco con el presidente Erdogan al frente ahora quiere despojarla.
Asunto interno de Turquía
El propio Erdogan rechazó todas las críticas respecto al estatus de Santa Sofía, tachándolas de "ataques contra la soberanía de Turquía".
Erdogan aseguró que su país no interviene "en los asuntos relacionados con las instituciones de oración en otros países" y, de esa misma manera, "nadie tiene el derecho o la autoridad para injerir en asuntos" relacionados con el santuario.
En los mismos términos se pronunció el ministro de Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, quien enfatizó que Ayasofya —Santa Sofía en turco— es "propiedad de los otomanos y se usó como mezquita" con lo cual su estatus es un asunto soberano de Turquía.
Cavusoglu admitió que la basílica "forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco" y es por ello que Turquía asume la responsabilidad de preservarla.
@RT_Erdogan Erdogan promete convertir Santa Sofía en una mezquita en respuesta a acciones de EEUU https://t.co/HFEnxJNfiY
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) March 27, 2019
El jefe de la diplomacia turca respondió a las críticas de Atenas al indicar que "Grecia es el último país que puede dar lecciones" a Turquía respecto al estatus de Santa Sofía.
"En Salónica todavía no hay ninguna mezquita activa", apuntó.
Valor universal
La mayoría de los países se mostraron escépticos respecto a los planes de Turquía y llamaron al país otomano a preservar Santa Sofía de Estambul como museo.
Por su parte Francia señaló que seguirá de cerca "la preservación de esta joya del patrimonio universal" que "debe permanecer abierta a todos".
Rusia admitió que le incumbe a Turquía tomar una decisión al respecto, pero expresó la esperanza de que "se tenga en cuenta la importancia universal" de la catedral a la hora de decidir su estatus.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, destacó el valor sagrado y espiritual de la basílica al igual que su valor turístico.
A su vez el máximo jerarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kiril, confió en "la prudencia de los líderes del Estado turco".
La preservación del actual estatus neutral de Santa Sofía "contribuirá al desarrollo de los vínculos entre los pueblos de Rusia y Turquía, a la consolidación de la paz y la concordia interconfesionales", acotó.
Como un pueblo mayoritariamente ortodoxo, según Kiril, los rusos "sentirán con un profundo dolor todo lo que pase con Santa Sofía".
Lo que amenace a Santa Sofía, a juicio del patriarca, "amenaza a toda la civilización cristiana y, por consiguiente, a nuestra religión e historia".
Ya queda un poco más de una semana para ver si las autoridades turcas logran actuar con prudencia y sabiduría para decidir el destino de Santa Sofía, evitando que su decisión genere tensiones tanto regionales como internacionales.