Todos los voluntarios están bajo la constante supervisión de los médicos: se les entrevista diariamente, se les mide la presión, el pulso y la temperatura, se les ausculta y se les examina la zona donde se les fue administrada la vacuna.
Los propios voluntarios señalaron que se sentían bien. Así, el militar Iván afirmó que estaba perfectamente, aunque la falta de cambios en su cuerpo en los primeros días después de que le inocularan la vacuna lo alarmaba.
Otro militar admitió que se sentía cansado, pero señaló que no le preocupaba.
"Después de la inyección no me dolió nada, no tenía fiebre ni saltos de presión. Nada, todo fue bien. Me sorprendió y me alegré mucho. Y ahora que han pasado dos semanas, me sigo sintiendo muy bien", añadió.
Veintiún días después de la primera vacuna, los participantes del segundo grupo de voluntarios recibirán el segundo componente de la vacuna. Esta es la llamada versión de refuerzo, que mejorará aún más la función protectora del cuerpo.
Asimismo, ya habían encontrado anticuerpos contra el virus SARS-CoV-2 en los organismos del personal del centro Gamaleya que expresaron el deseo de probar la vacuna contra la infección que se está desarrollando. Así lo declaró el director del centro, Alexandr Guíntsburg, destacando que se trata no solo de anticuerpos, sino de "anticuerpos protectores que neutralizan el virus".