En la grabación se ve cómo el gato se acuesta totalmente en el piso para no participar en los juegos del can, quien no dudó en arrastrarlo por el collar por toda la casa con la única finalidad de invitarlo a tener una vida más activa.
Sin embargo, el felino no se anima, aunque tampoco parece poner mucha resistencia. Los dueños no se entusiasman a ponerle reparo al perro, por el contrario, sus risas cómplices indican que se divierten con la pobre suerte de su gato.