Lleva 864 días libre de alcohol, cocaína y dependencia emocional. Esas eran sus tres adicciones. Las dos primeras implican sustancias, pero no tienen por qué ser más dañinas. Nouna Lozano, mallorquina de 32 años, cuenta cada una de estas jornadas como una victoria. En el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, que se celebra este 26 de junio, confiesa que le gusta ver las cosas de forma positiva después de haber pasado nueve años "engachadísima" a estas tres cosas.
Nouna Lozano accede a relatar su historia sin meterse en detalles. Ni en sus redes sociales ni en charla con Sputnik desvela esos datos que suelen llamar más la atención. Lo más duro, advierte, solo lo comparte en terapia. Los rincones oscuros del que se ve perdido. Al revés: muestra lo luminoso. Lo que ahora le da esa sensación de bienestar que antes lograba por medios ilícitos. Escribe reflexiones de ánimo, se muestra sonriente en la playa o retomando esos estudios de Derecho que abandonó cuando estaba poseída por las sustancias, entre los 20 y 29 años.
Lo hizo a propósito. En principio, podría haber estado un mes. Pero decidió alargarlo. Fue su manera de conseguir dejar la otra Nouna. "Mucha gente, por desgracia, no acude y es crucial. Necesitas recuperar tu estado de salud y luego tu conciencia. Ver tu trayectoria, el momento presente y el futuro. Te recuperas físicamente y psicológicamente", sostiene, regresando en cada frase a esos aprendizajes que se llevó y lamentando las "terapias" que algunos ven milagrosas, como las del sapo bufo alvarius que han salido a la luz por el escándalo del actor porno Nacho Vidal.
"Hay que asumir que es una enfermedad y tratarte. Yo sigo aprendiendo de la niña que fui y de todo lo que he ido viviendo", resume quien naturaliza su pasado. "Con las adicciones es muy frecuente el tema de la vergüenza, de no contar tu enganche. Pero eso tendríamos que haberlo tenido antes, no ahora", remata quien se manifiesta contenta por sus logros y se considera "adicta recuperada".
De una manera indirecta, dice, la mente de un adicto te va dirigiendo hacia esa dependencia. "Vamos a la anestesia emocional", aclara. Para catalogarse como adicción y ser consciente de ese enganche ni siquiera has de tener un consumo "elevado, intenso y prolongado en el tiempo" como tenía ella, que simboliza ese estado con puertas. Lozano ilustra cómo las drogas te cierran puertas y cuando las dejas se te abren otras: "Ellas te guían y te impiden hacer cosas", arguye. Todo orbita en torno a ellas: con quién salir, dónde ir, qué hacer.
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— Nuna 💚 (@lannaviv) June 24, 2020
A Nouna se le suma haber sufrido abusos de niña. Y, sin embargo, ella no quiere conjeturar sobre las causas de las adicciones ni imponer un canon de comportamiento al resto de personas. "Somos responsables de nuestros actos. Que cada uno aguante su vela", se defiende quien no juzga al que tiene enfrente y ha tenido que hacer una cuarentena de gente. "Dejé de ver a todo aquel que estuviera relacionado con esa época", concede. Lozano evita cualquier entorno proclive a esas tentaciones. "Si no trabajas y paras con lo anterior vuelves. ¡Y yo ahora no pinto nada en una discoteca!", exclama.
En este sentido, la FAD (Fundación de Ayuda a la Drogodependencia) divide en cuatro los tipos de consumo. Uno es el experimental, con un contacto inicial, generalmente en grupo; otro es ocasional, "sin periodicidad fija y con largos intervalos de abstinencia"; luego se salta al consumo habitual, con "utilización frecuente de la droga"; y, por fin, a lo compulsivo o drogodependencia: "el individuo la necesita y toda su vida gira en torno a esta".
Miguel Ángel Rodríguez, subdirector de Estudios y Programas de la FAD, apunta que lo principal es la prevención. "Tratamos, sobre todo, con jóvenes. Y queremos que se fijen en estas sustancias (incluyendo el tabaco y el alcohol) no desde el punto de vista adulto sino como fenómeno cultural", cavila. Aboga el experto por el conocimiento y la información, "necesarios, pero no suficientes”, que aborde el tema con seriedad. "Las drogas van a existir siempre y todo el mundo tiene algo que decir. Lo que proponemos es que se mire por qué se consumen, qué se espera de ellas", concluye, analizando los medios de adquisición novedosos como el tráfico por el internet profundo o lo conocido como deep web.
Según @sanidadgob el 31,1% de jóvenes menores de 18 años ha consumido o probado en algún momento de su vida algún derivado del #cannabis, sin embargo, los #porros no son "ni tan divertidos ni tan inocuos". Manuel Pérez Moreno lo analiza en #PlanetaJoven https://t.co/5mMsfovfHa pic.twitter.com/txcq6LTHMk
— Fad (@FadJuventud) June 24, 2020
Basta con ver las cifras: un 75,2% de los españoles de entre 15 y 64 años tomó alcohol en 2017, según el informe Alcohol, tabaco y drogas ilegales en España publicado en 2019. Se erige así como "la sustancia psicoactiva más extendida también dentro de este tramo temporal". La sigue el tabaco, que tiene una prevalencia del 40,9%. Los hipnosedantes, que incluyen tranquilizantes y somníferos, los consumió el 11,1% de la población. De entre las sustancias ilegales, el cannabis es la más consumida, con un 11% de prevalencia. La cocaína en polvo está por detrás (alrededor del 2%) y otras sustancias, como el éxtasis, los alucinógenos o el speed no superan el 1%.
En cuanto a las drogas sintéticas, su producción estaba "creciendo, diversificándose y volviéndose más innovadora", según anotan en el estudio, que calcula que en 2017 se produjeron 6,6 millones de comprimidos de éxtasis en la UE, la cifra más elevada en 10 años. El análisis de las aguas residuales y otros datos indicaban que el consumo de metanfetaminas (generalmente bajo e históricamente limitado a Chequia y Eslovaquia) parece estar ahora presente también en Chipre, el este de Alemania, España, Finlandia y Noruega.