Según la Agencia Internacional de Energía, la demanda mundial de energía caerá un 6% en 2020 debido a que la producción, el transporte de mercancías y el turismo han disminuido como consecuencia de las restricciones impuestas por muchos países para combatir la pandemia. Asimismo, se espera que las emisiones globales de dióxido de carbono se reduzcan aún más, en un 8% en lo que va de año.
Esta hipótesis se sustenta por los datos estadísticos recogidos por la organización internacional independiente Greenpeace. En los primeros cinco meses del 2020, China expandió su potencial relacionado con la producción de energía a partir del carbón en 48 gigavatios, es decir, este aumentó 1,6 veces respecto a la capacidad registrada en el 2019. Cabe destacar que, de ellos, solo 14,7 gigavatios están en fase de construcción, mientras que los demás solo están en planes.
Por ello, desde McKinsey señalan que se necesitan reformas drásticas en los próximos 10 años para que los países alcancen objetivos relacionados con la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. La situación actual es una buena oportunidad para reconsiderar la estrategia del consumo de energía y hacer que su producción sea más segura para el medio ambiente.
Ahora tiene todo para liderar la transición mundial a las fuentes de energía limpia, comentó a Sputnik la jefa del Centro de Investigación sobre Estrategias Energéticas Internacionales de China, Xu Qinhua.
"China no solo otorga una gran importancia al desarrollo de la energía verde y a la reducción de emisiones, sino también promueve el concepto relacionado con la protección del medio ambiente como una categoría filosófica que caracteriza las peculiaridades de la civilización china, capaz de vivir en armonía con la Tierra y la naturaleza", aseveró la experta.
Este concepto ha influido seriamente en el desarrollo de la producción, el consumo y otras actividades humanas en China, señaló Qinhua. De hecho, el país asiático brindó apoyo al desarrollo de la energía verde desde los niveles más altos del Gobierno. A modo de ejemplo, se estableció la meta de reducir la intensidad energética del PIB chino basado en el uso de los recursos fósiles en un 20%. Las medidas también se adoptaron a nivel legislativo: se está desarrollando una Ley de Energía.
"La actual planificación de la protección del medio ambiente requiere integrar muchas normas y coordinar varios indicadores del sistema. El concepto de desarrollo de la energía verde se realiza en todas las actividades industriales y de producción, en todos los aspectos de la vida", concluyó la experta.
Incluso si China no puede lograr excluir por completo el uso del carbono para 2050, podrá liderar la reducción de gases de efecto invernadero. Ahora es un líder absoluto en la producción de paneles solares. En 2018, la Administración Estatal de Energía de la República Popular China declaró que para 2020 se invertirán más de 353.000 millones de dólares en el desarrollo de la energía renovable. Estos recursos se destinarán principalmente al desarrollo de centrales eólicas e hidroeléctricas, a la energía solar, así como a la construcción de centrales nucleares.
Las medidas de apoyo actuales tendrán como objetivo desarrollar la nueva infraestructura energética que, entre otras actividades, incluirá la construcción de redes 5G, centros de datos y ciudades inteligentes.
Por un lado, esta reestructuración permitirá lograr el crecimiento económico a través de una digitalización acelerada de la economía. Por otro, ayudará a evitar un brusco aumento de las emisiones del CO2 a la atmósfera debido a la expansión del parque de transporte eléctrico.
El programa respectivo prevé construir 600.000 estaciones de carga para los vehículos eléctricos en todo el país, asignando a estos fines más de 1.410 millones de dólares.