"Trump estuvo viendo un partido del Mundial de Fútbol, cuando intenté exponerle problemas de control de armas que debíamos debatir con Putin. Le expliqué por qué el START III de Obama, criticado por Trump durante su campaña electoral, era un desastre y no debía prorrogarse por otros cinco años, como lo quería Moscú", reveló Bolton al describir lo que sucedía a bordo del avión presidencial que se dirigía a Helsinki, donde en julio de 2018 se celebró la primera cumbre ruso-estadounidense.
Según Bolton, él recordó que los senadores republicanos ya en 2010 habían votado en contra de la aprobación de este Tratado.
Como resultado, el tema de control sobre las armas se trató solo de modo superficial, confesó.
Bolton también reveló que en una reunión en Ginebra en agosto de 2018 con su homólogo ruso, Nikolái Pátrushev, le dijo que era poco probable que EEUU prorrogara el START III.
El START III, el único acuerdo de limitación de armas vigente entre EEUU y Rusia después de que la Casa Blanca rompiera definitivamente el pasado 2 de agosto de 2019 el Tratado INF, se vencerá el 5 de febrero de 2021.
Washington insiste en firmar un nuevo tratado que incluya a China, algo que el país asiático ya ha rechazado en reiteradas ocasiones.
Bolton también dice en su libro que promovió la idea de analizar en vez del START III el formato del Tratado de Reducción de Potenciales Estratégicos (Strategic Offensive Reductions Treaty, SORT) firmado entre EEUU y Rusia en 2002, señalando que la parte rusa no rechazó esta idea en aquella ocasión.
"Llamé la atención sobre el formato del Tratado firmado en 2002 en Moscú, que fue más sencillo, más claro y funcionaba bien. Pátrushev no rechazó esta idea, pero señaló que el Tratado de 2002 era más complicado de lo que parecía ser, porque se basaba en las verificaciones establecidas para el tratado START II", recuerda.
Además afirma que expuso esa idea también al presidente ruso, Vladímir Putin, pero no menciona la reacción del líder ruso.
El SORT regía desde 2003 hasta 2011 (año en que entró en vigor el Tratado START III) y limitaba los arsenales de cada parte a unas 1.700–2.200 ojivas operativas, mientras el START III fija en 1.550 su cantidad tope.