La sociedad vive inmersa en el mundo de las suscripciones desde hace años. En pleno siglo XXI, no es sorpresa que una persona arrastre el pago mensual de varias plataformas, ya sea para ver series y películas o para escuchar música. Tal vez, lo extraño es encontrar a alguien que todavía no haya sucumbido a las redes de Netflix, HBO o Spotify. Una forma de consumo muy habitual en los sectores audiovisual y cultural, pero no tanto fuera de estos ámbitos. Aunque, poco a poco surgen iniciativas que buscan expandir este modelo más allá de la pantalla de la televisión.
La empresa, centrada en el desarrollo de software para las aerolíneas, trabaja en varias soluciones para mejorar la experiencia de vuelo desde el mismo momento en el que el cliente elige viajar. "Actualmente, las aerolíneas trabajan con un modelo transaccional y operan como una compañía tradicional. Sin embargo, hoy en día queremos transformar las aerolíneas en vendedores de viaje, enfocadas más en los clientes".
"Ofrecemos diferentes soluciones tecnológicas para aumentar los ingresos de las aerolíneas y mejorar la experiencia para sus clientes", explica Evans.
Y entre las respuestas que ofrece Caravelo está el modelo de suscripción. Una suerte de 'Netflix de las alturas' con el que, según la empresa, los pasajeros ganan en "comodidad" a la hora de sacar un billete y las compañías en "estabilidad" al tener una base de clientes fijos a largo plazo. Un sistema con el que también se pretende profundizar en la relación entre las aerolíneas y el comprador. "Creemos que cualquier aerolínea podría aplicar y aprovechar el modelo de suscripciones. Una suscripción es un producto muy atractivo para estudiantes, commuters y el perfil leisure también”.
"Cualquier aerolínea puede personalizar las condiciones específicas de su modelo de suscripción y el mercado objetivo, además de las opciones para añadir el equipaje facturable u otros servicios extras o complementarios. Por ejemplo, a lo mejor una aerolínea de bajo coste en Europa elegiría una suscripción que se centre en 'commuters' y estudiantes Erasmus. Una aerolínea tradicional o 'legacy' subiría el coste para atraer a los clientes de clase 'business'", asegura el encargado de marketing.
El ejemplo de Volaris
La start-up es la única compañía que facilita esta tecnología a las aerolíneas, solo presente en Air Canada, Lufthansa y Volaris, esta última, cliente de la empresa catalana. Y es que desde hace dos años Caravelo trabaja con la aerolínea mexicana Volaris. "Nuestra tecnología ya ha sido probada, los clientes están felices y siguen creciendo. Las suscripciones son un modelo complejo, pero tenemos el conocimiento necesario para hacerlo exitoso", afirma Evans.
Un proyecto que, según Evans, funciona. "Tras dos años trabajando con Volaris, solo se puede decir que la experiencia ha sido muy buena. En marzo, la aerolínea tuvo más de 30.000 suscriptores".
@CaraveloTech are proud to be recognized as an innovative SME once again by the Ministry of Science, Innovation & Universities of Spain @CienciaGob
— Caravelo (@CaraveloTech) September 20, 2019
They continue to support digital innovation and research in Spain.#digitalinnovation #spanishinnovation #traveltechnology pic.twitter.com/gZ9b1MpZg1
Balón de oxígeno para las aerolíneas
Una solución que Caravelo propone para mantener unos ingresos fijos en las compañías aéreas. La crisis del coronavirus dejó el cielo sin aviones y a las aerolíneas al borde de la quiebra. Por un lado, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) cifraba en 82.000 millones de euros las pérdidas sufridas solo por las empresas del aire europeas. Por otro, varias de estas empresas recurrían a rescates nacionales para asegurar su supervivencia. Es el caso de la alemana Lufthansa, la noruega Norwegian o la franco-neerlandesa Air France-KLM.
"Las suscripciones ofrecen otro tipo de modelo más estable y que genera ingresos garantizados cada mes. ¿Por qué no tener una mezcla de modelo de negocio que pueda responder a situaciones parecidas en el futuro?", sugiere Evans.
La suscripción se ha convertido en un modelo comercial más del día a día. Ya no solo son revistas. Ahora es el corazón de gigantes como Netflix, Spotify o Amazon. En esta sociedad tecnológica, de cambios constantes, en la que nos hemos acostumbrado a pagar mensualmente por saltar de canción, quién sabe si algún día surcaremos las nubes con la misma facilidad con la que pasamos de capítulo.