Antes de la pandemia, la Organización Mundial del Turismo (OMT) estimó que uno de cada 10 empleos en el mundo estaba vinculado al sector turístico. Por lo que la suspensión de esta actividad tendría consecuencias socioeconómicas muy grandes para una nación, tal como lo destacó el profesor de turismo Joao Freitas, del Centro Federal de Educación Tecnológica Celso Suckow da Fonseca, en Río de Janeiro.
"Estimaciones recientes realizadas por la propia OMT indican que la reducción en los ingresos puede llegar a 1,2 billones de dólares, lo que sería la mayor pérdida en la historia del sector", afirmó el académico en una entrevista con Sputnik Brasil.
Conscientes del impacto que la crisis del coronavirus causaría en el turismo nacional, desde el principio de la pandemia, los empresarios del sector en Brasil recurrieron al Gobierno federal para discutir medidas que permitieran una reducción de los costos durante el período de estancamiento.
Aunque la solicitud fue parcialmente contemplada a través de medidas provisionales, la situación financiera de los operadores de turismo sigue deteriorándose. Muchos han incluso necesitado buscar financiación para evitar la bancarrota.
Sin capital de trabajo, las compañías han logrado sobrevivir hasta el momento gracias a valores pagados de antemano por algunos clientes que compraron paquetes turísticos que aún no se han concretado.
"Aunque el Gobierno dijo que ya ha liberado 5.000 millones de reales [unos 956 millones de dólares] para el Fondo General de Turismo u otras líneas de crédito, este dinero no llega al empresario. En bancos federales, o semifederales, los gerentes no saben nada, no tienen una línea de crédito. Los otros bancos piden garantías muy altas, de hasta el 110% del monto que se pide prestado", explicó Nedelciu a Sputnik.
Burbujas de turismo
Nedelciu explicó que esta es una de las ideas defendidas por el movimiento Supera Turismo Brasil, un proyecto de cooperación entre personas físicas y jurídicas en busca de una recuperación segura y más rápida —posiblemente a partir de julio próximo— del sector turístico en el país.
Agregó que lo que se propone es que las agencias de turismo se encarguen de prestar todo el apoyo necesario a los clientes para que viajen solamente a estos lugares seguros y utilicen servicios que tampoco presenten riesgos a la salud. El sistema, si es aprobado, se aplicaría primero a nivel nacional, con pocos destinos, y aumentaría progresivamente, a medida que mejore la situación epidemiológica en el país y en el continente.
Polémicas medidas del Gobierno
Desde el comienzo de la crisis causada por el COVID-19, la Administración del presidente Bolsonaro ha adoptado una postura negacionista acerca de la pandemia, llegando a calificar la enfermedad una simple "gripecita".
Expertos de diferentes áreas temen que tal posición, ampliamente difundida en los medios extranjeros, pueda causar daños a la imagen de Brasil y perjudicar los negocios del país, así como las actividades de los brasileños en todo el mundo. De ser así, el sector turístico probablemente sería el más afectado.
"No es solo una cuestión de imagen. Estados Unidos ya ha prohibido la entrada de personas que han estado en Brasil, la Unión Europea no permitirá la entrada de aquellos que viven en lugares donde la pandemia no está mínimamente controlada. Entonces, el problema va más allá la decisión del individuo de venir o no a Brasil", apuntó el profesor Joao Freitas.
Nedelciu subrayó que en la pospandemia, la tendencia será tener cierto miedo al contacto con personas que vienen de otros países, de manera general, pero con énfasis en los brasileños. El presidente de Braztoa, sin embargo, espera que la situación no dure mucho.