El archipiélago español inició este 15 de junio el primer plan piloto de acogida de turistas en España, que tiene el objetivo de poner a prueba los protocolos de seguridad para evitar nuevos brotes de COVID-19 cuando vuelvan a abrir las fronteras mundiales.
"Vemos la reapertura con mucho positivismo, ya no solo la prueba piloto sino también de cara a la apertura de todo el territorio español autorizada por el presidente Sánchez. Es una buena noticia que nuestros mercados estaban esperando porque hace falta reactivar la economía turística que es tan necesaria para España", afirmó en declaraciones remitidas a Sputnik la presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca, María Frontera.
La catástrofe económica de una región que depende del turismo
Tanto el Gobierno de Baleares como los actores del sector turístico confían que la llegada de los primeros viajeros del verano a las islas de Mallorca, Menorca, Formentera e Ibiza sirva para reactivar tímidamente la economía del archipiélago, que quedó estancada durante los meses de confinamiento.
Fue un récord sin precedentes en la caída del empleo de la pequeña región, que con una población de 1,1 millones de personas depende económicamente del sector de los servicios y la riqueza que genera el turismo.
Después de tres meses de aislamiento, los primeros visitantes extranjeros llegaron desde Alemania en un vuelo procedente de Düsseldorf, que aterrizó en el aeropuerto de Palma de Mallorca a primera hora de la mañana.
"Nos sentimos como si fuésemos VIP, es muy bonito estar aquí después de esperar tanto tiempo", afirmaba uno de los viajeros en declaraciones a la televisión pública española (TVE) poco después de bajar del avión.
Para el arranque experimental del turismo en Baleares el Ministerio de Sanidad español fija una serie de normas, que incluyen la obligación de pernoctar por un mínimo de cinco noches en unos hoteles especialmente designados y preparados para acoger a los visitantes extranjeros.
Sin cuarentena, pero con controles y restricciones
Los viajeros están exentos de permanecer en la cuarentena de 14 días vigente en España por la pandemia y pueden viajar a cualquiera de las cuatro islas del archipiélago.
Al llegar al aeropuerto, deben responder un cuestionario sobre su estado de salud y pasar un control de temperatura, mientras que habrá pruebas de COVID-19 para aquellos que presenten síntomas compatibles con la enfermedad.
En los hoteles se prioriza la atención electrónica a los clientes y las zonas comunes han sido adaptadas para que no haya contacto entre las personas.
Además de turistas, la prueba piloto incluye a personas que cuentan con segundas residencias en las islas, periodistas y empleados de turoperadores y agencias de viaje que evaluarán las medidas de seguridad desplegadas por el Gobierno.
De momento, hay programados hasta finales de junio alrededor de 50 vuelos de aerolíneas como Eurowings, Tui Fly y Lufthansa.
"Baleares está preparada para recibir turistas, sin ninguna duda. Para nosotros es fundamental tener la oportunidad de este plan piloto que nos servirá para testar todos los protocolos de seguridad que se han hecho en coordinación con el Ministerio de Sanidad y Turismo", afirmó en declaraciones televisivas la presidenta de Baleares, Francina Armengol.
La llegada de estos primeros turistas es una excepción tanto para Alemania como para España, ya que ambos países mantienen activas las restricciones de movilidad por la pandemia.
Los terceros países y Portugal, por voluntad de su gobierno, deberán esperar todavía al 1 de julio, cuando la Unión Europea prevé empezar la apertura gradual de fronteras exteriores.
El experimento turístico en Baleares está pensado para que sirva de ejemplo para el resto de comunidades autónomas una vez comiencen también a recibir viajeros.
Reclaman test para los turistas
No obstante, el formato no convence a otras regiones dependientes del turismo como las Islas Canarias, cuyo gobierno rechazó participar en la prueba piloto.
El plan inicial era que los dos archipiélagos españoles acogieran a 10.400 alemanes hasta el 30 de junio, pero quedó reducido a Baleares por las reticencias del Gobierno canario.
La consejera de Turismo de la región, Yaiza Castilla, consideró las medidas de seguridad dentro de la prueba "insuficientes" y pidió mejores garantías para la vuelta de los visitantes, entre ellas pruebas de COVID-19 en los aeropuertos.
El gasto de los visitantes en lugares de importante marca turística como Barcelona, la Costa Brava y los Pirineos ascendió a un récord histórico de más de 21.000 millones de euros.
Las perspectivas para 2020 son mucho más pesimistas y el Gobierno autonómico estima pérdidas de 15.000 millones para el sector turístico catalán.
Por este motivo el Ejecutivo catalán anunció este 15 de junio la puesta en marcha de una campaña de verano con el objetivo de potenciar el turismo de proximidad y fomentar la llegada de visitantes del mismo territorio y del resto de España.
Pese a las distintas estrategias, todas las regiones españolas afrontan un verano que estará marcado no solo por la fuerte caída de los ingresos del turismo, sino también por la necesidad de adaptar el sector con el fin de evitar que nuevos brotes vuelvan a confinar al país entero.