Una investigación, llevada a cabo por científicos de la Universidad Cornell, en Estados Unidos, analizó cómo superficies biológicas como plumas, hojas de plantas y alas de insectos logran reducir el impacto de las gotas de lluvia de alta velocidad. Este es el primer estudio de este tipo, ya que investigaciones anteriores se habían interiorizado solamente en gotas de agua que golpean insectos y plantas con bajo impacto.
Ser golpeado con "gotas de lluvia es el evento más peligroso para este tipo de animal pequeño", dijo el biólogo Sunghwan Jung, uno de los autores del estudio, antes de señalar que una gota de lluvia que golpea el ala de una mariposa es comparable a que a una bola de boliche caiga del cielo sobre un humano.
El estudio mostró que el sistema de protección de estos insectos consiste en dos niveles: cera a nanoescala y protuberancias a microescala. El primero repele el agua, mientras que el segundo rompe y esparce las gotas de lluvia.
Además, repeler el agua con rapidez es importante porque las gotas son pesadas, lo que dificulta el vuelo de los insectos y arruina las hojas de las plantas.
"Al tener estas estructuras de dos niveles, [estos organismos] logran tener una superficie superhidrófoba", subrayó el científico.
Actualmente, ya existe en el mercado un gran número de productos, cuya tecnología se basa en ejemplos de la naturaleza. La llamada biomimética es empleada en la producción de aerosoles autolimpiantes resistentes al agua para ropa y zapatos y recubrimientos anticongelantes en las alas de los aviones, por ejemplo. Los resultados de la investigación de la Universidad Cornell podrían ayudar a perfeccionar o incluso llevar al surgimiento de nuevos productos de este tipo en el futuro.