En particular, el Comité del Senado para las Fuerzas Armadas del país norteamericano autorizó a la Fuerza Aérea estadounidense la apropiación de los seis cazas que fueron originalmente fabricados para Ankara.
Esta jugada viene después de que Washington excluyera a su aliado de la OTAN del programa del caza F-35. Ello ocurrió tras la adquisición de sistemas de defensa antiaérea S-400, a pesar de la desaprobación y amenazas de EEUU.
Desde entonces, el futuro de las seis aeronaves ya fabricadas bajo el pedido del Ministerio de Defensa turco estaba repleto de incertidumbre. Ahora, con su apropiación los militares estadounidenses planean compensar, aunque sea parcialmente, la reducción de la fabricación de los F-35 debido a la pandemia del coronavirus.
Por su parte, Turquía ya anunció el comienzo del desarrollo de su propio caza TF-X, aunque su futuro es incierto debido a la falta de experiencia en la fabricación de aeronaves.