Un títere del tándem formado por Mike Pompeo, Marco Rubio y alias 'Matarife' también conocido como Álvaro Uribe.
La primera actividad de política exterior de Guaidó fue una visita de Estado a la frontera de Colombia donde fue recibido por su par John Jairo Durán Contreras, alias 'Menor,' jefe del grupo paramilitar Los Rastrojos quien se hizo acompañar por su ministro de finanzas Albeiro Lobo Quintero, alias Brother. En este amistoso encuentro firmaron un fructífero acuerdo de cooperación, mediante el cual Menor se comprometió a financiar al 'gobierno' del autoproclamado, mientras que este le entregó a su contraparte la porción venezolana de la frontera para que Los Rastrojos pudieran realizar todo tipo de delitos con protección gubernamental. Ante la consulta de que pasaría del lado colombiano, Durán Contreras fue persuasivo: le dijo que no se preocupara, porque esa ya estaba bajo su control con la aprobación de Iván Duque alias subpresidente.
En este ámbito, vale apuntar también que Vanessa Neumann, representante del diputado opositor en el Reino Unido y Manuel Avendaño, asesor externo, llegaron a un acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores británico, mediante el cual Venezuela entregaría a la reina Isabel II las áreas terrestres y marítimas del territorio usurpado por la potencia colonial cuando en Venezuela no había Gobierno y Estados Unidos asumió su representación protegiendo a su aliado suramericano de la misma manera que posteriormente lo haría con Argentina durante la guerra de las Malvinas.
En otro ámbito, el de los 'diplomáticos' designados a instancias de Pompeo, tampoco le ha ido muy bien al autoproclamado. Ya en noviembre del año pasado el representante en Colombia y antiguo dirigente social cristiano Humberto Calderón Berti renunciaba a su cargo denunciando corrupción en el manejo de la empresa Manómeros robada por Colombia a Venezuela. Así mismo, mostró desacuerdo con los hechos de prostitución, drogas y despilfarro de recursos cometidos por los asistentes de Guaidó en Cúcuta dando a conocer además que el Gobierno de Colombia estaba al tanto de todo.
Lo paradójico del caso es que Calderón Berti iba a ser reemplazado por Freddy Superlano, principal implicado en el escándalo de Cúcuta, un personaje tan despreciable que el subpresidente colombiano se negó a 'darle el placet'. Al referirse a la renuncia de Calderón, Enrique Aristigueta Gramcko un antiguo político también social cristiano fundador de la 'democracia posterior a Pérez Jiménez' citado por el portal El Impulso.com opinó que: "A un embajador, el canciller lo llama, le explica y le pide la renuncia. Nunca el presidente lo puentea para despedirlo como si fuera un portero, para quedar mal por su irrespeto y su ignorancia".
Más recientemente, dando continuidad al 'brillante' quehacer internacional del 'gobierno interino' la opinión pública fue estremecida al saber que Marcos Porras, representante de Guaidó en Honduras se vio obligado a simultanear sus funciones diplomáticas con las de repartidor de comida en moto de una conocida empresa del rubro. Una persona cercana al 'embajador motorizado' afirmó que: "Ahora sí, Marcos tendrá que trabajar como nunca en su vida".
Las limitaciones propias de su estructura orgánica, impidieron que Piñera pudiera darle el abrazo solidario que Gutiérrez tan desesperadamente necesitaba.
En otro ámbito de su actividad, el relacionado a los vínculos del autoproclamado con las misiones diplomáticas acreditadas en Venezuela, la relación no es menos patética. Aparte de dedicarse casi a tiempo completo a negociar las pautas para el uso de esas embajadas como hotel gratuito para la realización de sus actividades, algunos diplomáticos extranjeros, de forma privada manifiestan el desprecio por sus huéspedes que han huido de la justicia.
No se necesita hacer labor de espionaje para conocer estos desmanes, basta asistir a las innumerables recepciones diplomáticas que se realizan en Caracas en las que serios funcionarios de carrera, honestos y rectos en el cumplimiento de sus labores desembozadamente y con indignación, exponen el uso de sus sedes para debatir los oscuros planes de la oposición en Venezuela.
Para ellos, Guaidó dejó de ser un 'presidente' para transformarse en un fantasma que los persigue y los acosa al constatar el ridículo al que están sometidos tras su desvergonzada subordinación a Trump, de la cual el único que ha sacado provecho es Guaidó sin que tenga la más mínima preocupación por los resultados de su fallida impronta diplomática. Total, Washington paga y paga bien.