"En el transcurso de varias semanas hemos detectado un aumento en los movimientos anticelulares que destruyen la infraestructura de telecomunicaciones. Dos casos de quema de torres celulares de los que informaron medios, lamentablemente, no son los únicos", dijo la titular citada por la agencia PAP.
El primer incidente de este tipo ocurrió el año pasado, añadió la viceministra.
"Un grupo de personas, que estaban destruyendo una torre, hacia una transmisión online para lo cual necesitaban la torre que estaban destruyendo", dijo.
Velar por la seguridad de cada una de las torres, cuyo número es de varios miles, es imposible, continuó la funcionaria.
"Reconocemos también que las acciones del movimiento contra la tecnología 5G y la desinformación sobre los peligros del 5G no surgen de la nada, son acciones dirigidas que reciben fondos", agregó Buk.
Según la viceministra, este movimiento "genera miedo con mucha facilidad, especialmente en tiempos de la epidemia de coronavirus".
El primer acto de vandalismo de este tipo se registró en abril en el Reino Unido, después de que en las redes sociales se divulgaran publicaciones de que las tecnologías 5G supuestamente aumentan la propagación del coronavirus.
En general, existen dos teorías conspirativas:
- una de que la red 5G debilita el sistema inmune, lo que vuelve a las personas más vulnerables ante el SARS-CoV-2;
- la segunda de que las ondas 5G de alguna manera son capaces de transmitir el virus.
Ambas se apoyan en el hecho de que la ciudad china de Wuhan —donde se detectaron los primeros casos del COVID-19— fue la primera en instalar la tecnología 5G.
Los expertos desmintieron las dos teorías, alegando que resulta físicamente imposible interacción alguna entre las ondas de las redes de telecomunicaciones y los virus. Además, recuerdan que en 2006 la Organización Mundial de la Salud informó que no existe ningún dato que demuestre que "las señales de radiofrecuencia producidas por las estaciones de base tengan efectos adversos a corto o largo plazo para la salud".