"Surgió entre nosotros la idea de que era posible, en principio, intentar acercarse a la estación. Para ello fue necesario aunar esfuerzos con los militares y, entonces, empezar a elaborar un plan de acercamiento más detallado. Después de todo, la estación estaba "muerta", es decir, no reaccionaba al sistema de control, no funcionaba. O sea, era necesario acercarse a Salyut-7 como si fuera un guijarro", indicó Valeri Riumin, director de vuelo de Salyut-7 en 1985.