"Aunque se habla de nueva normalidad, la principal recomendación sigue siendo quedarse en casa", señaló a Sputnik Mauricio Rodríguez, médico e integrante de la Comisión Universitaria de atención a la emergencia por COVID-19 de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La cifra de muertos por el coronavirus ya superó este 5 de junio las 12.500 muertes en este país, el segundo latinoamericano con más víctimas fatales después de Brasil.
"La epidemia ya pasó por algunas zonas del país, pero todavía está por ingresar en otras (…), en esta nueva etapa hay que seguir vigilando la evolución de la epidemia, evitando contagios y evitando saturar hospitales", alertó Rodríguez.
El Gobierno mexicano autorizó a partir del 1 de junio la reapertura de actividades las industrias automotriz, aeroespacial, minera y de construcción.
El principal portavoz federal para la pandemia, Hugo López-Gatell, explicó que estas medidas están basadas en un semáforo de riesgo con cuatro colores (rojo, naranja, amarillo y verde, en orden de mayor a menor severidad del peligro), para el regreso escalonado hacia una reapertura ordenada de la actividad económica.
Su intención es dar personalmente "banderazos de salida" a las obras del turístico Tren Maya de casi 1.500 kilómetros, en un recorrido que se desarrolla envuelto en la polémica y bajo las primeras tormentas tropicales del año.
En las conferencias de prensa, reuniones itinerantes del Gabinete de Seguridad y actos públicos, el mandatario apareció sin usar tapabocas, y según sus críticos sin respetar el distanciamiento que se recomienda a los ciudadanos.
Reconstruir la economía
"Enfrentamos el reto de reconstruir nuestra economía mientras el Gobierno y el presidente está haciendo todo lo contrario a lo que se recomienda", dijo a Sputnik el congresista Jorge Soto, del opositor Partido Acción Nacional (PAN, centroderecha).
"Pareciera que ya no es cosa de terquedad o ideología, sino un esfuerzo deliberado por empobrecer a los mexicanos", comentó el legislador de la principal fuerza opositora.
Según el congresista, "solo hasta abril se habían perdido 550.000 empleos a nivel nacional y el número de empresas que ha cerrado sigue en aumento".
El dirigente político reclamó "apoyo a las industrias para que no se nos mueran".
Gobernadores en vilo
La decisión de López Obrador de aplicar la estrategia del semáforo para reactivar la economía también suscitó críticas de al menos siete gobernadores de estados industrializados del norte y oeste del país, incluyendo Jalisco (suroeste) y Nuevo León (noreste), que concentran buena parte de las principales fábricas exportadoras.
Pero el gobernador de Tamaulipas (noreste), Francisco Cabeza de Vaca, integrante del grupo de gobernantes rebeldes advirtió en su cuenta de Twitter que el plan hacia la "nueva normalidad" no refleja la realidad.
Por el contrario, afirma, parece que tiene "el propósito de responsabilizar a las entidades [gobiernos locales] ante la emergencia".
Esta transferencia de responsabilidades que constitucionalmente corresponden al @GobiernoMX, no cuenta con reglas, presupuesto y marco jurídico sanitario general y, por tanto, pone a las entidades en una situación irregular.
— Fco. Cabeza de Vaca (@fgcabezadevaca) June 2, 2020
López Obrador responde que su preocupación es asegurarse el reparto de 4 millones de microcréditos de 1.000 dólares, distribuidos en su nombre.
Su promesa de crear dos millones de nuevos empleos, parece magra ante el reciente anuncio del Instituto Nacional de Geografía y Estadística de que 12,3 millones de mexicanos han sido suspendidos durante la contingencia, sin garantía de empleos.
"Veo con optimismo el futuro", replicó.
También corrigió a la baja sus propios pronósticos de despidos para mayo, a 350.000 desempleados, es decir, 100.000 menos de la cifra que él anunció el 24 de mayo.
Y sumó otra promesa: "Si nos va bien, no se va a superar el millón de empleos perdidos por la pandemia".
Anticipó confiado que en junio el desempleo "va a tocar fondo, va a estar más complicado que de enero a marzo, pero de julio hacia adelante vamos a recuperarnos, es mi pronóstico".
Ante las previsiones sombrías de analistas y del Fondo Monetario Internacional sobre la peor contracción económica en este país desde 1932, López Obrador la desdeña y anuncia un nuevo indicador que medirá "el bienestar y la felicidad del pueblo".
Y remata con desazón: "¡Tan bien que íbamos!".