Los éxitos acumulados por el deporte español en los últimos años son innegables, sus deportistas han ganado los trofeos más importantes tanto en deportes colectivos como en disciplinas individuales. Apellidos como Gasol, Nadal, Induráin, Iniesta o Fiz son de común reconocimiento en el mundo.
Este don se reveló de manera especial en la antigua Unión Soviética, país que acogió a unos cuantos miles de niños y exiliados españoles durante y después de la Guerra Civil en España. En la URSS confluyeron dos factores: la garra deportiva congénita de vascos y españoles, y las posibilidades para su desarrollo que les brindó el país de acogida.
Un talento para la resistencia
De todas las gestas de los deportistas españoles, las que protagonizaron los futbolistas españoles en la antigua Unión Soviética ilustran perfectamente esta capacidad de resistencia, de superación del desaliento.
Y los hijos de los Niños de la Guerra españoles, de alguna manera también dotados con ese don intangible, gestaron figuras del calibre del baloncestista José Biriukov y del as mundial del hockey sobre hielo, el doble campeón olímpico Valery Jarlámov.
El germen: la gira de la selección vasca de fútbol por la URSS
El acontecimiento deportivo que actuó como influjo indirecto en aquella generación de españoles en la URSS fue la gira que realizó por el país a partir de 1937 una selección de futbolistas vascos con el fin de recaudar fondos para la causa de la República española en su lucha contra con las sediciosas tropas franquistas.
En aquel equipo, de nombre oficial Euzkadi (y también Baskonia), había figuras como Guillermo Gorostiza, Isidro Lángara, Emilio Alonso Emilín o los hermanos Luis y Pedro Regueiro. En Rusia, Bielorrusia, Ucrania y Georgia se enfrentaron a los mejores equipos soviéticos, ganando siete partidos, empatando otro y perdiendo solo uno, envuelto en polémica. El equipo vasco encandiló al público con su fútbol moderno. En Georgia, el espectáculo que rodeó al encuentro contra los locales del Dinamo de Tiflis fue total, fílmico. Los habitantes de la república, además, conectaron emocionalmente con ellos, pues esa parte del Cáucaso, que antaño se denominaba Iberia, se considera como el origen geográfico de la lengua de los vascos: el euskera.
El acuerdo PSOE-PNV incluye promover representación deportiva de Euskadi en competiciones internacionales. En 1937 la selección vasca de fútbol hizo gira por la URSS contra el fascismo. Sus jugadores fueron recibidos como héroes y visitaron a niños vascos refugiados en Moscú. pic.twitter.com/AttFxBcW1U
— Fonsi Loaiza (@FonsiLoaiza) December 30, 2019
En Tiflis y Batumi los lugareños, también de nariz grande, además iban naturalmente tocados con boinas: como ellos. Hasta 300.000 personas solicitaron entradas para un estadio en la capital georgiana donde sólo cabían 40.000, seducidos por los comentarios que aseguraban que aquellos parientes lejanos jugaban tan bien de cabeza como con los pies. Un gran cartel dominaba la tribuna: "Bienvenidos". Y los futbolistas locales se referían a ellos como "hijos de la heroica España, del País Vasco". El partido terminó con un resultado de 2-0 favorable para Euzkadi.
Al término de la gira, en la que solo el delantero Lángara metió 17 goles, los entrenadores soviéticos adoptaron muchos de los criterios tácticos presentados por la selección de Euzkadi: juego por las bandas y un medio centro combinado por la defensa, una apuesta que superaba a la entonces dominante en la URSS densa barrera de cinco centrocampistas que porfiaban por conducir al equipo en línea. La atención que el juego de los vascos mereció, derivó en una especie de prestigio a priori para con los niños evacuados de la República, algunos ya adolescentes y con notables aptitudes futbolísticas.
Durante la guerra de 1936, una selección vasca realizó una gira por la URSS para recaudar fondos para el Gobierno republicano. El recibimiento fue multitudinario, lleno de cariño, y eso que el equipo pidió poder ir a misa el domingo.
— txalaparta • (@txalapartatik) May 30, 2020
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"Los vascos nos abrieron la mente en el plano táctico", comentaba a los medios durante el Mundial de Rusia de 2018 uno de sus embajadores, Nikita Simonián, de 93 años en la actualidad, exvicepresidente de la Unión de Fútbol de Rusia y exjugador del Spartak. Nikolai Starostin, fundador del Spartak de Moscú, dijo en su tiempo que el fútbol soviético nació gracias a la gira de la selección vasca.
Futbolista y activista político
La vida del vasco Agustín Gómez Pagola da para una película y de las buenas. Fue defensa titular en el Torpedo de Moscú y miembro de la selección olímpica soviética en los Juegos de Helsinki de 1952. Acabó su carrera en el Atlético de Madrid, luego de volver a España en el marco del regreso de parte de los niños evacuados veinte años atrás. En la URSS estudió ingeniería en la Universidad Técnica de Moscú, en cuyo equipo de fútbol destacó.
Pero la vocación política de Agustín Gómez es igualmente importante. Era miembro del Partido Comunista de España (PCE) y se implicó en la vida política de la comunidad española de la URSS, donde la histórica dirigente Dolores Ibárruri llegó a asistir a las reuniones convocadas en su casa. Cuando regresó a España en 1956, tuvo dos misiones: intentar fichar por un equipo de fútbol español y ayudar en la organización del PCE en la clandestinidad. Logró jugar un partido amistoso con el Atlético de Madrid frente a los alemanes del Fortuna de Dusseldorf, pero su edad (35 años) y bajo estado de forma no dejaron una buena sensación y finalmente fue descartado. El público lo trató mal, gritándole desde las gradas "¡Rojo!" y "¡Ruso!" de forma peyorativa.
Agustín Gómez Pagola: Errenteriarra, Niño de la Guerra, mito del Torpedo de Moscú, primer nacionalizado de la URSS, archienemigo de Carrillo y “Vasco Legendario”. Mi repor de hoy en @naiz_info y @garanet #Rusia2018 https://t.co/txYtX5y7bL pic.twitter.com/CXeczSjBis
— Beñat Zarrabeitia (@bzarrabeitia) June 19, 2018
Las fuerzas de seguridad del régimen franquista ya le habían interrogado nada más desembarcar en Valencia en 1956, recién llegado de la URSS. Los interrogatorios eran supervisados por la CIA. Días después del partido lo volvieron a hacer, habida cuenta de sus sospechas. La presión agobiante policial llevó a Agustín Gómez a trasladarse al País Vasco, a Tolosa, donde entrenó al equipo local y al Real Unión. En 1961 fue arrestado en San Sebastián en el marco de una redada contra dirigentes comunistas en la clandestinidad y conducido a la prisión madrileña de Carabanchel, donde se le torturó brutalmente. Pero no habló.
La presión internacional promovida por la URSS obró su liberación, pues el régimen franquista se vio atrapado en un escándalo diplomático en un momento en que se jugaba una tímida apertura de cara al exterior. Gómez se exilió primero a Venezuela y luego a París. Durante los años sesenta mantuvo una línea de enfrentamiento con Santiago Carrillo, secretario general del PCE, pues este abogaba por llevar al partido hacia posiciones eurocomunistas y el exfutbolista defendía una línea prosoviética. Su enfrentamiento con Carrillo resultó en su expulsión del PCE, destino que también sufrieron otros de sus compañeros, como el legendario Enrique Líster. Agustín Gómez murió en Moscú en 1975, unos pocos días antes que el dictador Franco. Tenía 52 años.
Una institución como jugador, entrenador y profesor
El nombre de Ruperto Ignacio Sagasti San Vicente trasciende el terreno de juego y llega hasta el de la docencia. Nacido en 1923 en Cabredo, una aldea navarra, su infancia transcurrió en Bilbao hasta que en junio de 1937 se embarcó en el puerto de Santurce junto con otros niños rumbo a Odesa.
Sus dotes futbolísticas no pasaron desapercibidas. En 1942 ya formaba parte del potente Spartak de Moscú, pero la competición se suspendió a causa del conflicto y Sagasti fue destinado a una fábrica de armamentos. Acabada la contienda, vuelve al Spartak. Aunque solía jugar de mediocentro, su prestación era polivalente y contribuyó a los éxitos del equipo: campeón de Copa de la URSS en 1950 y de liga 1952. Pero una grave lesión de rodilla cercenó su progresión en el césped, que trasladó al Instituto de Cultura Física, donde se licenció. Entrenó a varios equipos y el Athletic de Bilbao quiso ficharle como técnico, pero las autoridades franquistas lo impidieron. También trabajó en Argelia, en la ciudad de Batna.
Ruperto Sagasti tuvo que escapar de Bilbao como tantos otros niños ante el avance de las tropas franquistas. De "niño de la guerra" pasó a estrella del Spartak de Moscú en los 50
— Juan Manuel Garretas (@JmGarretas) December 19, 2017
Tras retirarse, se convirtió en catedrático de fútbol en el Instituto Central de la Cultura Fisica. pic.twitter.com/gbljFVu4yD
En 1957 obtuvo la cátedra de Fútbol en el citado instituto y comenzó una labor metodológica de la que se benefició todo el fútbol soviético, pues Sagasti formó a los entrenadores que dirigieron a los equipos soviéticos en sus primeros éxitos europeos a nivel de clubs (Dinamo de Kiev, campeón de la Recopa de Europa en 1975 con Valery Lobanovski como técnico). El Athletic de Bilbao intentó de nuevo contratarle en 1975 para dirigir su escuela de fútbol en Lezama, pero la operación se frustró (de hecho las negociaciones transcurrieron en París, pues a Sagasti no le fue concedido un visado para entrar en España). Sagasti formó parte del equipo técnico de la selección soviética que acudió al Mundial de México'86.
El Athletic - Spartak de Moscú de la Europa League porta el nom de Ruperto Ignacio Sagasti, un d’aquells xiquets bascos de la guerra. “Desde Santurce a la URSS”, en el #Panenka36 de 2014. pic.twitter.com/vVAsiqvWcy
— Vicent Chilet 🗺 (@vicentchilet) December 11, 2017
Cada vez que un equipo español se cruzaba en una competición europea con un equipo soviético, allí estaba Ruperto Rupertovich Sagasti, haciendo de todo: enlace, intérprete, gestor, lo que hiciera falta. Durante los años de la perestroika, fue Sagasti quien medió en los fichajes de futbolistas soviéticos para equipos de la liga española. El del portero tártaro Rinat Dassaev para el Sevilla CF en 1988, fue el primero y el más sonado, pues Dassaev estaba considerado como el mejor guardameta del mundo en los años ochenta. A partir de ahí, toda una cascada de jugadores llegaron de su mano, como Valery Karpin, en cuyo fichaje para la Real Sociedad de San Sebastián también intervino. Sagasti falleció en Moscú en 2008, a los 85 años de edad.
#Athletic Ruperto Sagasti, el ruso del Athletic https://t.co/bzhZa6dGrJ pic.twitter.com/cLoeqfomqx
— LigaPro Manager (@ligapromanager) February 22, 2018
Del césped al campo de concentración
Otro de los futbolistas españoles que alimentó una voluntad de hierro fue el donostiarra José Larrarte Belaustegui. Junto con otros 73 compatriotas se alistó como voluntario en la Milicia de Leningrado en 1941 para combatir a los agresores nazis. Tenía 17 años.
Los nacidos en la URSS
Juan Usatorre Cánovas nació en Moscú en 1941, hijo de padres españoles exiliados (su padre fue un teniente-coronel del Ejército de la República). Fue el defensa central titular del Dinamo de Minsk en los años sesenta y llegó a ser internacional con la URSS, si bien solo en una decena de partidos amistosos.
Nemesio Pozuelo Plazuelo fue otro destacado futbolista español en la URSS. Nacido en Járkov en 1940, era hijo de Nemesio Pozuelo Expósito, destacado dirigente comunista y miembro del Comité Central del PCE que se exilió a la Unión Soviética con su esposa tras el fin de la Guerra Civil en España. Entre 1959 y 1964 Nemesio hijo jugó en el Torpedo de Moscú. Delantero habilidoso, contribuyó al doblete que su equipo logró en 1960: Liga y Copa de la URSS. Después jugó una temporada más en el Spartak de Moscú y en el Zenit de Leningrado. En 1996 se mudó a España, donde reside en Velilla de San Antonio, al sureste de Madrid.
Y no sólo destacaron en fútbol
Algo tenían en la sangre los españoles en la URSS, una especie de gen deportivo. La prueba es que no sólo destacaron en fútbol, como muestra el hecho de las grandes carreras que desarrollaron dos hijos de matrimonios mixtos (española y ruso) en hockey sobre hielo y baloncesto.
Años más tarde verían como sus hijos triunfaban en el deporte: Valeri Kharlamov en hockey hielo y Chechu Biriukov en baloncesto
— Acento Robinson (@AcentoRobinson) March 6, 2014
Citar el nombre de Valery Jarlámov es entrar en el olimpo de los dioses del hockey sobre hielo. Hijo de Carmen Orive Abad, alias Begoñita, una niña de la guerra natural de Bilbao acogida en la URSS en 1937, Jarlámov, que nació en 1948 en Moscú, está considerado como una de las mayores estrellas mundiales de todos los tiempos en este deporte. Doble campeón olímpico (en Sapporo'72 e Insbruck'76) y ocho veces del mundo, el delantero del CSKA de Moscú es autor de una de las jugadas más geniales de toda la historia, que ejecutó durante un enfrentamiento legendario: el que protagonizaron en 1972 la selección de la URSS contra la de Canadá, formada íntegramente por jugadores de las ligas profesionales de Canadá y Estados Unidos.
José Biriukov Aguirregabiria, o simplemente Chechu Biriukov (Moscú, 1963) es otro de los representantes de la estirpe deportiva de origen vasco que se desarrolló en la URSS. Hijo de Clara Aguirregabiria, natural de la localidad vizcaína de Ortuella que partió junto a otros miles de niños hacia a la URSS en 1937 desde Santurce, tuvo una amplia carrera baloncestística en la Unión Soviética y en España.
Fotón pic.twitter.com/KZ99k7yWYn
— Roberto Arrillaga (@Arrillaga) May 7, 2018
Alto y de piernas poderosísimas (1,93 m y 90 kg), destacó en las filas del Dinamo de Moscú, donde se desempeñó en la posición de escolta y desarrolló un peculiar pero muy efectivo tiro de larga distancia, al que no dotaba prácticamente de arco. Fue internacional junior por la URSS y también jugó en una veintena de ocasiones con su selección absoluta en partidos de carácter amistoso, si bien algunos de ellos fueron legendarios, como los celebrados en EEUU durante la gira de la selección soviética en el otoño de 1982 por ese país para enfrentarse a los mejores equipos universitarios estadounidenses.
Nace en Moscu en 1963, tal día como hoy, José "Chechu" Alexandrovich Biriukov. De madre española, su periplo para poder jugar en el RM sin ocupar plaza de extranjero fue tormentoso, pero valió la pena para un escolta que llego a ser capitán del equipo. https://t.co/Cah5M1CKC2 pic.twitter.com/28lWuXmJDM
— Hemeroteca RMCF (@HemerotecaRMCF) February 3, 2019
Junto con toda su familia y con apenas 20 años de edad, Chechu Biriukov retornó a España en 1983, estableciéndose en Madrid. Había fichado por el Real Madrid, club con el que consiguió varias ligas y copas a nivel nacional y, sobre todo, la Euroliga de 1995, así como una Copa Korac y dos Recopas de Europa. Fue olímpico en dos ocasiones con la selección española, en Seúl'88 y Barcelona'92. A su retiro en 1995, se dedicó a la representación de actores. En la actualidad regenta en la capital española un restaurante de éxito, el Bistró Biriukov.