Comienza así: "Esta semana España ha informado de lo que tendría que ser motivo de grandes celebraciones: según las estadísticas oficiales, no ha habido muertos en 48 horas anteriores hasta el mediodía del martes". Posteriormente, sin embargo, anota que ese mismo día Madrid y Castilla-La Mancha notificaron 17 muertes y que "el Ministerio de Sanidad insistió en que no se notificó ninguna muerte en las últimas 24 horas".
Bajo esta apreciación, el Financial Times indica que este tipo de información genera "confusión" entre los expertos y que aboca al país a "un gran desafío" a medida que avanza la desescalada.
"Da una impresión engañosa de que la amenaza del coronavirus ha pasado, lo que podría llevar a las personas a comportarse imprudentemente", señalan en el texto los periodistas Daniel Dombley y John Burn-Murdoch.
"Los datos de España han sido más volátiles que los de cualquier otro país rico", advierten, recordando que "hace solo una semana, el país aumentó su cuenta general de personas que murieron durante la pandemia a 43.000, un aumento de 12.000". "Estas cifras nos están volviendo locos. Y el número cero tiene mucho poder. Está causando una falsa sensación de seguridad entre la población", declara en el artículo Jeffrey Lazarus, jefe del Grupo de Investigación de Sistemas de Salud del Instituto de Salud Global de Barcelona.
El Financial Times considera que "los problemas con las cifras son aún más graves ya que surgen a medida que el país está eliminando gradualmente sus medidas de bloqueo". "Después de que se introdujeron los cambios, las tasas de mortalidad registradas por Sanidad se desplomaron. Su recuento acumulativo de muertes desde el comienzo del brote también se redujo en casi 2.000", observan, resaltando que uno de los problemas de la contabilidad de fallecidos se encuentra en que "las regiones del país que administran sistemas de salud autónomos bajo el Gobierno descentralizado de España han proporcionado en varias ocasiones cifras de muertes tardías o inexactas".