Una vez más los acontecimientos recientes en Estados Unidos han sido expresión de una diversidad extrema de comentarios en los medios de comunicación y en las redes; una vez más las opiniones van desde las más apocalípticas hasta las que suponen que todo ha sido una táctica de Trump para salir de la catástrofe en la que ha sumido a su país tras el desastroso manejo de la pandemia de COVID-19.
Las primeras y más importantes rebeliones de negros esclavos vinieron a tener lugar apenas a comienzos del siglo XIX. Fueron las dirigidas por Gabriel Prosser en Richmond, Virginia, en agosto de 1800; Denmark Vessey en Charleston, Carolina del Sur, en junio de 1822 y la de Nat Turner en Southampton, Virginia, en agosto de 1831.
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La esclavitud vinculada al feudalismo se transformó en un freno para el desarrollo capitalista de un país que ambicionaba ser una gran potencia imperialista mundial. Fue necesaria una guerra, llamada de secesión porque los once estados que defendían el esclavismo quisieron crear un nuevo país. El triunfo de los estados de la Unión y del capitalismo que propugnaban legitimaron el racismo, la exclusión, la represión y el menosprecio de los negros como atributo del modelo económico y político que había vencido, aunque se otorgaron algunos derechos civiles a los negros que por obra de la guerra habían sido liberados de la esclavitud.
De manera que es falso que la guerra se haya librado para liberar a los esclavos como lo señala la historia oficial, sino que respondía a la clara intención de evitar el plausible objetivo de evitar la secesión. Berman señala que Lincoln ya había dejado claro que no era favorable a la igualdad social y política de los negros "de ninguna forma". Si esa fue la opinión del presidente que abolió la esclavitud, podríamos preguntarnos entonces ¿qué se puede esperar de otros?
Desde ahí hasta la muerte de George Floyd el pasado el 25 de mayo de 2020, en Powderhorn, Minneapolis, ha pasado más de un siglo y medio de continuos levantamientos de los negros americanos en su lucha contra la exclusión y la discriminación.
Ayer, en una entrevista para La iguana.tv, el periodista venezolano Clodovaldo Hernández expresaba que: "hay quienes dicen que esta ola de disturbios y protestas hunde definitivamente a Donald Trump, quien se encamina a perder las elecciones. Otros aseguran que lo fortalece porque radicaliza las posiciones y él vive del radicalismo" y me preguntó cuál era mi criterio respecto a si Trump ganaba o perdía con este giro inesperado de la campaña.
He aquí mi respuesta:
"Lo primero que hay que considerar es que los negros en Estados Unidos representan el 13% de la población. Y ese segmento es abrumadoramente votante del Partido Demócrata. Entonces, en términos electorales, Trump está agrediendo a un sector opositor, que ya no le favorecía antes de estos eventos.
Por otro lado, en términos más estructurales, hay que decir que el racismo es un fenómeno permanente en EEUU, es intrínseco a ese país. Yo era un niño entonces, pero recuerdo que en los años 60 estaba aquel movimiento de Panteras Negras, que incluso asumió la lucha armada y llegó a adquirir gran fuerza, sobre todo en las Olimpíadas de México de 1968, cuando los atletas estadounidenses negros ganadores de medallas alzaban el puño y miraban al piso mientras sonaba el himno. Eso demostraba la raigambre del movimiento. Pero siempre estuvo circunscrito a los negros.
No hay que confundirse. Hay gente hablando de revolución en EEUU y de crisis del sistema político. No hay que equivocarse pensando que esto lleva a las puertas de una rebelión social que vaya a producir cambios sustanciales. Por otro lado, hay que tener en cuenta que los negros en EEUU votan por el Partido Demócrata, pero en las internas se inclinan por la derecha demócrata. En esta ocasión, le dieron el apoyo a Joe Biden en contra de Bernie Sanders.
En EEUU han creado una serie de mitos sobre el supuesto fin del racismo. El tercer lunes de enero celebran el Día de Martin Luther King, que es feriado a escala nacional; en el béisbol, el 15 de abril todos los peloteros usan el número 42, por Jackie Robinson, que fue el primer afroamericano al que le permitieron jugar en las Grandes Ligas. Pero, finalmente, a esos mismos negros los montan en un barco y vienen a invadir a Venezuela sin problema.
🇺🇸 @realDonaldTrump muestra su carácter "violentista" tras muerte de Floyd
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Ninguno de sus líderes tiene la entereza, la estatura moral, la fuerza de ideas que tuvo Muhammad Alí, que siendo el boxeador más grande de la historia, renunció al título mundial, fue a la cárcel y fue sometido a persecuciones porque se negó a participar en una guerra en la que no creía, la de Vietnam.
Los negros en EEUU, además, no tienen ningún tipo de conciencia de clase, están en contra de los latinos, persiguen a los inmigrantes. No estamos hablando de una revolución social o política, sino, si acaso, de una rebelión racial. Al único que he escuchado planteando esto en términos políticos sustanciales, en términos de clase, es al director de cine Spike Lee. Hizo un planteamiento sólido. Todos los demás lo han hecho en términos de la marginación de los negros, pero no en términos del sistema y de la estructura del capital. Entonces, insisto, no va a significar grandes cambios sociales y políticos porque para ello tendrían que incorporarse los marginados, las mujeres, los inmigrantes y los desempleados, que son millones, pero obviamente no han estado en estas protestas".
Yo creo que todo eso es calculado por Trump porque sabe que en EEUU hay un gran fervor por el uso de las armas y es una mayoría tan aplastante la de los blancos que nadie se atreve a desafiarla. Además, a ese grupo se sumarán seguramente los latinos y otros, en el caso de que haya un conflicto violento racial. Por eso, en esa hipótesis, los negros serán aplastados, a un costo de miles o de cientos de muertos. Si Trump dijo que era aceptable que por el COVID-19 murieran 200.000 personas, que mueran 100.000 negros no es una cosa que le pueda preocupar mucho".