Definir el estatus de la deuda argentina es difícil y en los meses del actual Gobierno mucho se ha discutido sobre el carácter de ese pasivo que incluso el Fondo Monetario Internacional calificó como insostenible. Argentina está técnicamente en default desde el momento en que expiraron los vencimientos de sus obligaciones con acreedores y no pudo pagarlas. Sin embargo, ese término no formó parte de las comunicaciones del Ejecutivo.
"Como siguen las negociaciones —prorrogadas en mayo— a pesar de que se haya vencido la fecha, todavía no se habla de un default porque los acreedores no están iniciando demandas contra el país por no haber pagado", explicó a Sputnik el investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) de Argentina.
La posibilidad de una nueva extensión del plazo que vence este martes 2 de junio se manejó durante el lunes 1 en la prensa local, pero al cierre de esta edición no había sido confirmada oficialmente.
Desde Wall Street, las 14 entidades financieras que integran el International Swaps and Derivatives Association —grupo que agrupa a los principales actores del mercado— determinaron que el default es una realidad y activaron el pago de seguros para los afectados.
En caso de que la situación sea ratificada por el Estado y finalicen las negociaciones, se podrá hablar de un "default abierto", realidad que la nación enfrentó por última vez en 2002 y que para el experto podría ser similar en esta oportunidad.
El 8% restante, compuesto por los denominados Fondos Buitre, continuó litigando y fue a raíz de ellos que la justicia de Nueva York falló contra el país. "Argentina tuvo una sentencia en contra y recién fue pagada por el Gobierno [de Mauricio Macri] que asumió en diciembre del 2015", agregó el experto.