El FBI tiene prohibido realizar investigaciones en territorios extranjeros, ya que carece de jurisdicción en otros países.
Luego de los atentados contra las Torres Gemelas de 2001, las autoridades estadounidenses comenzaron a utilizar el "terrorismo" como chivo expiatorio para la consecución de objetivos injerencistas en distintas partes del mundo, incluido Brasil.
La investigación
El 18 de marzo de 2019, Sergio Moro y el ahora exdirector de la Policía Federal (PF), Mauricio Valeixo, se reunieron en Washington con el entonces secretario de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, y el director del FBI, Christopher Wray. Ambas partes firmaron un acuerdo con el fin de legalizar el "intercambio de información sobre grupos criminales y terroristas a través del acceso compartido al registro de huellas dactilares y otros datos de identidad".

Según el tratado firmado en Washington, EEUU puede acceder a los antecedentes de cualquier persona considerada "sospechosa", independientemente de que luego se pruebe su inocencia ante tal o cual delito. Conforme a esta disposición, el marco legal de actuación por parte de las autoridades estadounidenses para acceder a información confidencial es bastante laxo, más si se considera la relación de subordinación que mantiene el Gobierno de Bolsonaro para con las políticas que emanan desde Washington.
En la misma reunión, Valeixo firmó otro acuerdo, pero con el Jefe de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU, Kevin McAleenan, que autoriza la asignación de un agente del Departamento de Seguridad Nacional de EEUU dentro de la PF de Brasil, con el fin de "coordinar las acciones de seguridad fronteriza".
El CIOF es una oficina de inteligencia ubicada en la Triple Frontera (Foz de Iguazú). El proyecto fue creado en base a un edificio "modelo" de la DEA que se encuentra ubicado en la frontera entre EEUU y México. Según Agencia Pública, dicho establecimiento es "el proyecto soñado de la Embajada estadounidense" por el cual ha venido presionando a las autoridades locales desde hace 10 años. Tal como publicó WikiLeaks, en enero de 2008, el Gobierno de Lula se negó a clasificar de terroristas a los grupos que EEUU consideraba como tales.
La gira oficial de Moro comenzó el 24 de junio de 2019 y contó con la presencia de Mauricio Valeixo, director de la PF en ese momento, y otros dos funcionarios.
El itinerario incluyó dos visitas, una al centro de inteligencia de la DEA ubicado en El Paso (México) y otra a una oficina del FBI dedicada a la "lucha contra el terrorismo". Si bien Moro tuvo que regresar antes de tiempo, al segundo día de haber comenzado su itinerario, las tratativas continuaron hasta semanas después, cuando el exjuez recibió a una delegación estadounidense en el Palacio de Justicia de Brasilia. La comitiva estaba compuesta por el subdirector general del Departamento de Seguridad Nacional de EEUU, David Peter Pekoske.

A mediados de julio de 2019, un mes después de que explotara el caso Vaza Jato, Moro tomó una licencia no remunerada por una semana para vacacionar en EEUU junto a su esposa. Según la investigación de Agencia Pública, existen fuertes indicios de que el exjuez se reunió en secreto con funcionarios del FBI. Cinco días posteriores al regreso de Moro, Walter Delgatti Neto fue detenido por la Policía Federal, después de haber confesado el hackeo de las cuentas de Telegram pertenecientes a miembros del grupo de trabajo de Lava Jato.
El agente Brassanini
Desde 2017, la oficina del FBI en Brasil está comandada por David Brassanini, aunque sus trabajos para esta filial se remontan, por lo menos, a 2006. Brassanini fue el encargado de coordinar el trabajo de la Embajada de EEUU en Brasilia, los consulados de San Pablo, Río de Janeiro, Recife, Belo Horizonte y Porto Alegre, incluido el trabajo dedicado a la investigación sobre el Lava Jato.
De acuerdo con la investigación de Agencia Publica, quien posteriormente se convirtió en jefe del FBI en Brasil participó de estas instancias de trabajo conjunto entre las oficinas judiciales de ambos países e incluso las calificó como "dignas de elogio".
Durante el Gobierno de Bolsonaro, Brassanini fue el responsable de que la posición de la Policía estadounidense cobrara mayor jerarquía en el esquema dirigido por Moro, concluye el informe.