"Pudo cometerse una infracción menor de las reglas que hubiera requerido la intervención de la Policía", señaló el servicio de Durham en un comunicado.
La Policía regional considera que Cummings burló la normativa el domingo de Pascua, cuando condujo a su mujer y a su hijo a Barnard Castle, un pintoresco enclave a unos 45 kilómetros de la granja paternal, donde pasaron la cuarentena desde la noche del 27 de marzo al 14 de abril.
La infracción se penaliza con una multa inferior a 100 euros, pero la dirección policial de Durham ha decidido archivar la denuncia sin "tomar medidas retroactivas" contra el asesor del primer ministro, Boris Johnson.
Por otra parte, la Policía considera que Cummings no violó la ley de Salud Pública al instalarse, con síntomas de covid, en una vivienda de la hacienda de su padre.
La autoridad policial advierte al mismo tiempo que no es competencia suya valorar si el poderoso funcionario se saltó el consejo gubernamental de "permanecer en casa" durante la pandemia.
El primer ministro, Boris Johnson, mantiene un férreo escudo protector sobre su Rasputín pese al creciente número de diputados, incluidos unos 70 conservadores, que piden su cese.
"El primer ministro ha dicho que cree que el señor Cummings se comportó razonablemente y legalmente… y considera el asunto cerrado", espetó su portavoz a corresponsales políticos.
"La renuencia o incapacidad de Boris Johnson de obrar correctamente ha creado una imagen de un Gobierno sin principios y poco fiable", censuró el líder laborista, Keir Starmer.
"La salud de nuestra nación debe ser prioritaria", defendió en su cuenta de Twitter.
Johnson intenta dar un carpetazo a la controversia sin despedir al estratega que cosechó la victoria del Brexit en 2016 y la mayoría parlamentaria conservadora del pasado diciembre.
Cummings está en control de la estrategia y ejecución del plan político y se encarga de la contratación y el cese del personal próximo al primer ministro.
Fase 2 de desconfinamiento
Además, Johnson confirmó que la reapertura parcial de la enseñanza primaria y de comercios con superficies al aire libre dará paso a la segunda fase del plan de desescalada en Inglaterra.
Escocia, Gales e Irlanda del Norte siguen su propio ritmo de desconfinamiento, tras romperse el consenso con la estrategia marcada por el Gobierno central.
Desde el 1 de junio, alumnos de tres niveles de primaria podrán volver a la escuela en Inglaterra.
La luz verde se extenderá también a los mercados externos, concesionarios de vehículos y otros espacios comerciales eminentemente al aire libre.
El resto de tiendas y grandes almacenes podrán levantar la persiana a mediados de mes, si los datos confirman la tendencia a la baja en decesos y contagios de COVID-19, entre otros baremos que vigila el equipo asesor del Ejecutivo conservador.
Se mantienen los dos metros en distanciamiento social, aunque dicha marca se está revisando en la actualidad.
Pero la comparecencia televisada del primer ministro se vio nublada por la controversia desatada por su asesor político, Dominic Cummings, quien ignoró el mensaje oficial de "estar en casa" y pasó la cuarentena del COVID-19 a 400 kilómetros de su vivienda en Londres.
Distintos periodistas cuestionaron si el público obedecerá las instrucciones de confinamiento después de conocer que el protegido de Johnson las acomodó a sus "circunstancias especiales" y las interpretó siguiendo "su instinto" paternal.
"Mi intención es poner punto final a este asunto", respondió Johnson.
El primer ministro se negó a debatir las posibles consecuencias de lo que llamó la "distracción" de la conducta de su estratega.
También impidió entrar en la materia a los dos jefes del panel médico y científico de asesores que le acompañaron en la rueda de prensa, en Downing Street.
El primer ministro recordó que la Policía decidió archivar, sin cargos ni multas, la investigación sobre el viaje y confinamiento de Cummings, su mujer e hijo en la granja de su familia, a 400 kilómetros de Londres.
Parlamentarios de todos los partidos denuncian que Johnson ha antepuesto su interés político en asegurar el puesto de su Rasputín a la protección de la salud pública contra el "invisible enemigo" del coronavirus.