Sin embargo, los militares rusos desarrollaron una táctica para emplear estos fusiles en la lucha contra objetivos aéreos como drones y helicópteros enemigos. Los fusiles Kord mostraron mayor eficacia a la hora de eliminar blancos alejados a más de 1 kilómetro de los francotiradores.
Partiendo de experiencias acumuladas en los conflictos armados contemporáneos, esta es la distancia óptima, ya que permite neutralizar a los vehículos aéreos no tripulados y otros aparatos de la aviación enemiga que raramente entran en la zona de alcance de las armas portadas por los soldados. Está previsto que la nueva táctica se ponga a prueba a gran escala durante las maniobras de verano, que deberían comenzar en junio.
Además, los francotiradores se entrenaron para moverse en un ambiente hostil, elegir el lugar para su localización y el camuflaje adecuado, prestando mayor atención a los métodos de camuflaje contra los medios de reconocimiento por imágenes térmicas. También los militares rusos realizaron reconocimiento de los posibles blancos y los clasificaron, según su importancia estratégica.
El fusil Kord forma parte del sistema homónimo 6S8, producido por la planta Degtiariov. Puede utilizar tanto cartuchos ordinarios de 12,7 milímetros designados para las ametralladoras, como los que fueron desarrollados especialmente para esta arma. El Ministerio de Defensa de Rusia lo puso en servicio en 2013.
Gracias a un nuevo formato bautizado como bullpup se pudo acortar la longitud del fusil hasta 1.420 centímetros. Toda el arma pesa 12,5 kilogramos, sin incluir el peso de sus cartuchos y herramientas de puntería. Contando con el alcance máximo de 1.500 metros, los cinco proyectiles que caben en el cargador del arma son capaces de perforar el blindaje de equipos ligeramente acorazados.