Después de celebrar la boda real, Meghan y Harry se mudaron a Windsor donde la ahora exduquesa de Sussex se sentía fuera de lugar al no conocer a nadie en su nuevo hogar.
Los flamantes esposos reales habían recibido un regalo de bodas de la reina, una casa en Frogmore Cottage con una costosa reforma a la cual se mudaron y dejaron la ciudad de Windsor. Sin embargo, Meghan solo se sintió peor porque estaba lejos de la ciudad y sin ninguna amistad cerca.
Entonces es cuando la pareja real sale del país de vacaciones y después de las fiestas de fin de año en enero anunciaron sus planes de renunciar a la realeza. Antes del cierre de fronteras por el coronavirus Meghan y Harry resolvieron la logística con la reina y el resto de la familia real para abandonar oficialmente sus títulos reales.
Los exduques de Sussex se mudaron a Los Ángeles, lugar donde planean residir. Meghan parece mucho más feliz ahora que ha vuelto con su madre y sus amigos pero según la amiga de la exduquesa ahora Harry es quien trata de sobrellevar la situación.
"No ha sido fácil para Harry. Tenía una vida mucho más establecida en su país y no conoce a nadie en Los Ángeles. Imagino que puede sentirse un poco como ella [Meghan] se sintió en el Reino Unido, en soledad y desorientado", dijo la amistad anónima.