Yariv Levin, presidente de la Knéset, dijo que "el inicio del juicio contra el primer ministro Benjamín Netanyahu se recordará como uno de los puntos bajos del sistema judicial israelí".
Levin arremetió contra el sistema judicial diciendo que en este juicio se está jugando el futuro de la democracia en Israel.
El ministro del Interior, Amir Ohana, que hasta la semana pasada fue titular de Justicia, declaró al Canal 12 que se siente "muy preocupado" por el sistema judicial, sugiriendo que los tres jueces que juzgan a Netanyahu podrían dictar una sentencia parcial.
Otro líder del Likud, Miki Zohar, manifestó que el juicio es "una persecución política" contra "un maravilloso primer ministro".
Zohar acusó a la izquierda y a los medios de comunicación de alimentar las acusaciones "porque no pudisteis derrotarlo en las urnas".
Por su parte el ministro de Asuntos Digitales, David Amsalem, acusó al abogado del estado, Avichai Mandelblit, de ser un "criminal sospechoso". Mandelblit fue quien decidió el procesamiento de Netanyahu.
Según el diario Haaretz, la táctica de los abogados de Netanyahu consistirá en demorar todo lo posible el juicio, que podría prolongarse durante varios años.
El periódico de Tel Aviv agrega que el entorno de Netanyahu tratará de seguir una táctica de enfrentamiento directo y constante tanto dentro del juzgado de distrito de Jerusalén como en la calle.