A día de hoy, ha quedado claro que la pandemia ha causado una grave crisis económica equiparable a la gran recesión de 2008.
¿Qué política económica podría adoptar China para mitigar sus consecuencias?
En el primer trimestre del 2020 la economía china cayó un 6,8%, y en términos anuales podría crecer solo un 1% en el mejor de los casos, apuntan los analistas de la Comisión Europea. Este resultado no luce tan mal con la desaceleración económica que podrían experimentar algunos países desarrollados de fondo.
Hasta la fecha Pekín se ha limitado a adoptar solo medidas fiscales, pero en el futuro sus decisiones serán también monetarias. Con las primeras el país asiático buscará reducir la carga impositiva y la de otros pagos obligatorios —incluida la seguridad social— que deberán realizar las empresas.
Además, el país asiático tendrá que impulsar la demanda interna desplegando la construcción de infraestructura a gran escala, ya que la demanda externa de productos chinos se ha debilitado debido a la pandemia. La responsabilidad de financiar estos proyectos es de los gobiernos provinciales, que deben recaudar los fondos necesarios emitiendo bonos especiales. Por lo tanto, es probable que en los primeros seis meses China emita estos títulos de deuda por un valor de más de 422.582 millones de dólares.
Otra medida que podrá adoptar el gigante asiático en el futuro próximo será vender los bonos públicos. Los ingresos obtenidos gracias a esta jugada se utilizarán para ayudar a los negocios y a los residentes locales a luchar contra las consecuencias de la crisis sanitaria. El volumen de la respectiva emisión de estos bonos se desconoce. Sin embargo, distintos expertos pronostican que esta podría superar los 281.720 millones de dólares, informó el periódico chino Global Times.
¿En qué se diferencia la situación económica de China de la que se vive en Occidente?
La situación económica en China es completamente diferente a la que puede observarse en Estados Unidos u otros países occidentales, destacó a Sputnik Jia Jinjing, director adjunto del Instituto de Investigación Financiera Chungyang de la Universidad Popular de China.
Por ello, la flexibilización cuantitativa —la política monetaria caracterizada por el aumento de la oferta de dinero en la economía mediante la reducción de la tasa de interés— utilizada por EEUU no es adecuada para China. Con su ayuda los agentes de un mercado reciben recursos con los que pueden refinanciar sus deudas, explicó el experto.
"En general, todo depende de si registra la economía de un país el aumento de la demanda. En China, sí, la demanda se está incrementando. En Estados Unidos, una política de flexibilización cuantitativa tiene como objetivo refinanciar las deudas, en vez de aumentar la demanda. Mientras tanto China no registra una escasez significativa de liquidez", explicó.
Para superar todas las dificultades, es necesario que el país asiático aumente el déficit presupuestario, incremente la emisión de títulos de deuda y reduzca los impuestos y los pagos realizados por las empresas. Además, China tendrá que aumentar el consumo; estimularlo, por ejemplo, emitiendo cupones especiales, supuso el interlocutor de la agencia.
La empresa McKinsey & Co. calculó que entre el 20% y el 30% de los chinos gastaría con mucho más cuidado su dinero una vez que se acabe la pandemia. Es probable que los subsidios directos del Estado simplemente se conserven en las cuentas de ahorro y no ayuden a estimular el consumo.
Por ello, para impulsar el gasto las autoridades de otras provincias optaron por distribuir cupones especiales para comprar bienes. Nanjing fue el primero en implementar esta táctica al asignar unos 42 millones de dólares para ese propósito. Los cupones especiales en comparación con el efectivo no tienen tanta liquidez, y pueden gastarse solo para satisfacer ciertas necesidades.
De la infraestructura a la digitalización
China también ha cambiado su estrategia de inversión. Si bien los gobiernos provinciales continúan atrayendo las inversiones a gran escala para construir infraestructuras, la naturaleza de estas será distinta. En el futuro China ya no levantará aeropuertos de sobra y carreteras de seis carriles en los pueblos fantasma. Ahora, Pekín se enfoca en crear nuevos proyectos. En particular, intenta acelerar la construcción de las redes 5G y los centros de datos, y desarrolla la producción inteligente y el internet de las cosas, es decir, implementa una digitalización forzada de su economía.
Quizás el efecto a corto plazo de estas medidas no sea tan obvio y no llegue tan rápido como el que solía llegar a raíz de la construcción de carreteras, de puentes y de estaciones de tren. No obstante, a largo plazo esta política económica ayudará a China a dar un salto cualitativo y alcanzar un nivel de desarrollo más elevado. Según los expertos, el aumento de la digitalización de la economía en un 1% es capaz de generar un crecimiento del 0,3% del PIB. Por ello, los expertos de la empresa analítica ICD consideran que el 50% del PIB de China en 2023 estará relacionado con la digitalización.