Según avanzó este 20 de mayo la televisión pública de Cataluña (TV3), la junta de la basílica no considera viable retomar las tareas de construcción durante los próximos ocho o nueve meses, ya que estas dependen directamente de los ingresos aportados por los visitantes.
Pese a que España se encuentra en proceso de desescalada de las medidas restrictivas por la pandemia, todavía tardará un tiempo en recibir al turismo internacional, que es la principal fuente de ingresos de la Sagrada Familia.
Unos 4,5 millones de personas visitan cada año esta basílica católica diseñada por el arquitecto Antoni Gaudí, convertida en una las principales atracciones turísticas en España y emblema de la ciudad de Barcelona.
La previsión es que la construcción del templo, que comenzó en 1882 y fue interrumpida por la Guerra Civil española (1936-1939), termine en 2026.
Sus gestores estiman que en 2019 el templo llegó a la cifra récord de 103 millones de euros en ingresos, de los cuales 55 iban destinados a continuar las obras.
Sin embargo, la emergencia sanitaria derivada de la pandemia del COVID-19 obligó el pasado 13 de marzo a suspender las visitas al templo y cesar todas las obras como medida de precaución.
Aunque el templo vuelva a abrir antes del verano, previsiblemente lo hará con aforo limitado y sin la afluencia de turistas habitual en la temporada de vacaciones, algo que obliga a los gestores a esperar hasta que se recupere el flujo estable de visitantes.