Cinco ciudades de Rusia que merecen más atención, según Forbes

El autor del material, Jared Ranahan, situó Ekaterimburgo, que tiene un rico patrimonio cultural, en el primer lugar de su lista.
En la foto: la Iglesia sobre la sangre, uno de los lugares históricos más significativos de Ekaterimburgo. Fue construida entre 2000 y 2003 en el sitio donde se erigía la casa Ipátiev, en cuyo sótano el zar Nicolás II y su familia fueron asesinados.

Ekaterimburgo es la capital de los Urales, la cuarta ciudad más grande de Rusia por población. Fue fundada en 1723 y nombrada en honor a la emperatriz Catalina I. Hoy en día Ekaterimburgo es una de las tres urbes rusas más desarrolladas económicamente. También está incluida en la lista de las 600 ciudades más grandes del mundo que producen el 60% del PIB mundial.

Múrmansk es una de las pocas ciudades del mundo donde se puede observar la aurora boreal.

Múrmansk es la ciudad más grande del mundo de las situadas más allá del círculo polar ártico. Se encuentra en la costa este de la bahía de Kola, en el mar de Barents.
En la foto: residentes de Múrmansk en el tradicional evento El primer amanecer.

Elistá es una ciudad al sur de la parte europea de Rusia. Fue fundada en 1865, poco después de que el emperador ruso Nikolás I emitiera un decreto sobre la plantación de bosques en la estepa de Kalmukia.

Elistá es la capital de Kalmukia. En opinión del autor, merece atención debido al hecho de que la mayoría de sus habitantes son budistas.

Tambores de oración en la ciudad de Elistá.

Pskov, mencionada por primera vez en las crónicas en el año 903, es una de las ciudades rusas más antiguas, un lugar ideal para todos aquellos que estén interesados en la historia de Rusia.

Los monumentos de la antigua Pskov están incluidos en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. En la foto: el Kremlin de Pskov y la Catedral de la Santísima Trinidad en Pskov.

Jabárovsk es uno de los mayores centros culturales y educativos del Lejano Oriente ruso.

Además, Jabárovsk es una ciudad muy hermosa. Especial atención, según el autor, merece el malecón del río Amur, que es muy agradable para caminar en un día de verano.