Ya los antiguos griegos llamaban a las nueces karyon, lo que significa cabeza, por su similitud obvia a esta parte del cuerpo. El médico suizo medieval Paracelso solía decir que la nuez era la figura perfecta del cerebro.
En nuestros días, este fruto seco ha sido estudiado repetidamente para encontrar propiedades beneficiosas múltiples, una de ellas, su efecto positivo en el cerebro.
Buenas para el intelecto
Estudios en animales y en tubos de ensayo descubrieron que los nutrientes de las nueces, incluyendo la grasa poliinsaturada, los polifenoles y la vitamina E, pueden ayudar a reducir el daño oxidativo y la inflamación en el cerebro.
Estudios de observación en adultos mayores han vinculado el consumo de nueces con una mejor función cerebral, incluida una mayor velocidad de pensamiento, más flexibilidad mental y mejor memoria.
Y aún mejores para el corazón
El consumo frecuente de frutos secos se ha asociado con una reducción de los factores de riesgo cardiovascular, como la dislipidemia, la diabetes de tipo 2 y el síndrome metabólico, así como con un menor riesgo de enfermedades coronarias.
"Las nueces son ricas en otras vitaminas, minerales y antioxidantes. Muchos estudios científicos, incluyendo estudios observacionales y de intervención, han demostrado que consumir nueces, y también otros frutos secos, puede ayudar a prevenir enfermedades del corazón a través de mecanismos como la mejora del perfil lipídico —como el colesterol— y por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias", dice la doctora Marta Guasch Ferré, una de las autoras de este estudio.