Debido a los efectos de la pandemia del COVID-19 y a la caída de los precios del petróleo, provocada por la propia Arabia Saudí, su economía se quedó perturbada y las reservas de divisas del país empezaron a arder a una velocidad récord, señala el analista.
La caída de los ingresos y otras dificultades financieras en Arabia Saudí llevaron a enormes recortes en los gastos presupuestarios y a un fuerte aumento de los impuestos, observa Danílov.
Podría parecer que es Riad quien perdió la guerra de precios del petróleo. Pero hay algo que nos permite dudar de esta evaluación, comenta el analista. Es que los saudíes están invirtiendo miles de millones de dólares en la compra de acciones de compañías petroleras europeas, entre ellas, Equinor AS (Noruega), Royal Dutch Shell PLC (Reino Unido - Países Bajos), Total SA (Francia), Eni (Italia).
El fondo de riqueza soberana de Arabia Saudí compró acciones de Canadian Natural Resources Ltd. y Suncor Energy Inc., dos importantes empresas canadienses petroleras, en medio de la crisis de precios, escribió la agencia Bloomberg.
Según Danílov, Arabia Saudí prefirió sacrificar la estabilidad social y los programas de diversificación económica para convertir los dólares y los bonos del Tesoro de EEUU de las reservas en acciones de compañías petroleras que ahora están baratas.
"Es una apuesta muy arriesgada pero muy valiente por el futuro del mercado del petróleo, que solo tiene sentido si la élite saudí está 100% segura de que el precio del oro negro subirá y sus acciones de las compañías petroleras del mundo occidental le traerán unos fabulosos beneficios", analiza.
Si este plan se hace realidad, tanto Arabia Saudí como Rusia pueden obtener grandes beneficios, pero los inversores europeos y canadienses lamentarán haber vendido sus acciones a precios bajos, concluye el analista.